El ex director del Parc Bit Felio Morey cobró 55.800 euros entre agosto de 1999 y abril de 2000, más de 600.000 euros al mes (un millón de la antiguas pesetas), a través de siete facturas por realizar funciones de asesor jurídico, según quedó de manifiesto ayer en la primera jornada del juicio por el «caso Parc Bit» celebrado en la Audiencia de Palma sobre el un juzgado popular emitirá un veredicto. Morey se sentó en el banquillo de los acusados junto a la ex consellera d'Innovaciò i Energia, Misericòrdia Ramon, para responder por el supuesto delito de fraude que sostiene la acusación ejercida por el Partido Popular. El Ministerio Público y las defensas, en cambio, solicitaron al jurado popular una sentencia absolutoria al entender de que no existen pruebas con la suficiente entidad como para demostrar que Ramon y Morey se concertaron para defraudar a la Hacienda pública.
Tanto Ramon como Morey abandonaron sus respectivos cargos en el Govern entonces presidido por el socialista Francesc Antich tras presentar la dimisión. La ex consellera lo hizo en febrero de 2001 «porque las cosas empezaron a ir mal», dijo, y debido a que «no quería ser la gestora de dos empresas conflictivas como Parc Bit y Bitel». Insistió en que «nadie» le impuso la contratación de Morey, y que recurrió a él «por intuición y tras hablar con varias personas del partido». Admitió, en ese contexto, que una cláusula del contrato del ex director del Parc Bit preveía una indemnización millonaria (unos 600.000 euros) en caso de que Morey presentase su dimisión o que el Govern del Pacte decidiese prescindir de sus servicios. Esa cláusula nunca se aplicó tras un acuerdo alcanzado por las partes. Al respecto, Morey precisó que puso el cargo a disposición del presidente Antich y que él mismo redactó el documento que puso fin a la relación laboral.
Dijo que había acabado «muy mal» con la consellera Ramon con la que ni siquiera se hablaba en los últimos días en su puesto. También, defendió su labor de asesoramiento jurídico (es abogado) en el Parc Bit y dijo que trabajaba «doce horas diarias».