TOCA PRENDA. Sin duda, las murallas de Palma son un atractivo turístico, que hubiera podido ser mucho mayor si no se hubieran derribado, con gran júbilo y fiesta, en una de esas decisiones que se toman para «el bien de la ciudad». El caso es que lo que queda de la fortificación, especialmente en tramo que confronta con la Catedral de Palma, es uno de los lugares más visitados por los turistas de todas las nacionalidades. El conjunto histórico también atrae a los profesionales de la fotografía y la moda, como los que estos días han estado haciendo sesiones de fotos con modelos, para confeccionar un álbum de modas. En la foto se pueden ver alguna de las prendas preparadas en un perchero, cuyo emplazamiento llamaba la atención de los transeúntes.
LA SEO. No es novedad decir que las fachadas, pórticos y torres de la Catedral están siendo objeto de restauración después de muchos años de paulatino deterioro, por las condiciones ambientales, el ácido de los excrementos de las palomas, y el salitre que contiene la piedra utilizada para la construcción del templo capital. Prosiguen los trabajos, y ahora están en una de las torres menores de la fachada principal, con la esperanza de que no se repitan las consecuencias del llamado «mal de la piedra», que se ha revelado en lo ya restaurado.
MIRÓ OBSTACULIZADO. Costó mucho que en el Parc de la Mar se instalara un mural de Miró, de cerámica, porque en la época que se construía el parque ciudadano, las postrimerías del régimen de Franco, no era propicia para tal libertad de expresión artística y Miró era considerado demasiado de izquierdas.
Fue necesario superar muchos obstáculos absurdos, hasta que al Ajuntament llegó Paulí Buchens para ocupar la alcaldía y decidió terminar con la polémica, autorizando el mural. Pasando los años, el mural ha continuado sufriendo obstáculos. Cuando, delante, no le instalan una tribuna, le ponen una máquina o un camión, sin tener en cuenta la importancia, y la historia, de esa obra de arte al aire libre.
ESPACIO PROTEGIDO. Sugiero a nuestras autoridades, tan sensibles a la conservación y al respeto patrimonial de la ciudad, que todo el espacio visual, perpenticular o diagonal, sea declarado zona reservada, de modo que quede totalmente prohibida y penada la colocación de cualquier obstáculo intruso que se interponga en la panorámica visual sobre el mural. Y eso por no hablar de otras esculturas y obras de arte en la vía pública que sufren un maltrato similar o peor.
Pep Roig