Joan Carles Palos (Everest)
Parece mentida que el helicóptero que me volvió a la vida ahora
yazca muerto sobre el glaciar del Khumbu», exclamó Carlos Pauner
delante de los restos del MI-17 de fabricación rusa siniestrado
hace dos años en el campo base del Everest. Dos días antes de
sufrir el accidente, el 26 de mayo, el aparato rescataba al
escalador aragonés del glaciar de Yalung, después de permanecer
tres días perdido por el Kanchenjunga, con congelaciones en los
pies y en las manos y cuando todo el mundo ya lo daba por
muerto.
Son días tristes para todos los sherpas y escaladores. La muerte de Mike, un joven norteamericano de 24 años, el domingo pasado en la cascada de hielo del Khumbu, ha trastocado los ánimos de todos los miembros de las expediciones que esperan para hacer cumbre este mes en el techo del mundo. Su cuerpo llegó ayer a mediodía al campo base, rodeado por sus amigos y compañeros de cordada. De alguna manera, la visita de Pauner a los restos del helicóptero que lo había rescatado fue una manera de rendir homenaje a los muertos del Himalaya.
«Acababa de hacer cima en el Kanchenjunga y me enredé un poco arriba grabando en vídeo. De repente me encontré solo allí arriba, el resto del grupo había iniciado el descenso al campo base, mientras que una espesa niebla empezaba a rodearme. Bajando, se me deshizo un crampón y resbalé unos 100 metros por encima de un «serac». Cuando recuperé el conocimiento era casi de noche y me encontraba lejos de mis compañeros», recordó Pauner.