Mientras que el añorado compañero Jopela continúa recuperándose en el hospital de Periche de su principio de edema pulmonar, Oli y «los dos Tolos» (Quetglas y Calafat) empiezan a desesperarse en el campo base. Desde hace dos días, un temporal de frío y nieve marca ahora el ritmo de la expedición y mantiene paralizada la vida a «la ciudad de niló».
La tienda comedor se ha convertido en el único lugar posible -salvo las tiendas individuales y el saco de dormir- para los expedicionarios mallorquines donde pasar el tiempo y matar las horas muertas.
Todos los partes metereológicos coinciden en señalar en que este fin de semana es el peor para cualquier intento de ascenso.
De hecho, hasta mañana no se prevé que se alcance el Campo III, a 7.200 metros de altura. Mientras tanto, la expedición hace piña con las expediciones aragonesa de Carlos Pauner y castellano-leonesa de Jesús Calleja.
«No poder hacer nada y estar parado es desesperante», comenta Tolo Calafat. Su carácter inquieto y pragmático no le permite un descanso. «Después de tantos de días de inactividad tengo miedo de no poder recuperar el ritmo». El escalador mallorquín explica que «si me meto en la tienda es peor porque la cabeza se te en va hacia Palma y tu familia, Marga y Miquelet. Por eso prefiero estar en la tienda comedor y compartir un buen rato de tertulias con el resto de compañeros».
Aficionado a la bicicleta de montaña, Tolo Calafat dice que «si estuviera en Palma, ahora aprovecharía para hacer un paseo por Na Burguesa y, después, me llevaría mi hijo al parque a jugar». Curiosamente, «los dos Tolos» comparten las mismas pasiones: la familia, la montaña y la bicicleta». Así, el otro Tolo (Quetglas) «añora» el Cinturón Ciclista Internacional, la prueba amateur más importante de Europa, y la carrera social Pla de Mallorca.