La antigua tradición de hacer panades en familia se está recuperando. Muchos jóvenes no quieren dejar perder la receta tan bien guardada de sus madres o abuelas. Y es que una buena pasta, combinada con una carne de calidad y unos guisantes frescos, hacen de la empanada mallorquina uno de los manjares más apetitosos y típicos de la Semana Santa en Mallorca. Los ingredientes son de lo más sencillo: harina, manteca de cerdo, aceite de oliva, agua y ensaimada cruda; pero, su resultado final hacen que la pasta combinada con carnes variadas y guisantes, sea el plato por excelencia.
En los últimos años, las panades han ganado terreno y sirven de excusa para la reunión de muchas familias. El Jueves y el Viernes Santo, decenas de abuelos, padres, hijos y nietos, se reúnen para elaborar las típicas empanadas. La abuela saca de su cajón de recetas, el papelito donde se encuentran escritos los ingredientes de las empanadas.
A partir de aquí, todo es una fiesta. Todos se apuntan a amasar la pasta de las panades, pero como siempre, los brazos más fuertes son los que consiguen la masa más homogénea. De la fuerza se pasa a la maña y los dedos de las manos entran en acción. Los pesics engendran debate, no en vano, es la parte más difícil en la elaboración de una empanada. Ahora sólo queda meterlas en el horno para que se cuezan. Muchas familias llevan las panades a cocer en los hornos de las panaderías. Algunas, las hornean en sus hornos particulares. Ca'n Ribot es uno de los hornos manacorins con más tradición de elaborar panades. «El Viernes Santo llegamos a elaborar más de 500 empanadas de carne con guisantes y de pescado. Todas son para pedidos de particulares», afirma Margarita Riera, del horno de Ca'n Ribot. Un horno que lleva haciendo panades hace más de 50 años. «Pero ahora elaboramos menor cantidad porque los jóvenes hacen las suyas», dice.
Caterina Veny