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Jaume III, el monarca vencido cuyo cuerpo volvió a Mallorca hace 100 años

Hoy se conmemora el retorno de los restos del rey procedentes de Valencia

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Hoy se cumplen cien años de la llegada de los restos del rey Jaume III a la Isla. Éstos se encontraban en Valencia, pero fueron devueltos a la Isla y depositados en la capilla de la Trinitat de la Seu. El Consell de Mallorca realizará hoy una ofrenda floral en homenaje al rey insular. El historiador Gaspar Valero matiza que «el sepulcro actual está realizado por Frederic Marés en 1947. Hasta esa fecha el cuerpo de Jaume III (cuerpo y cabeza) estaba en uno mucho más rudimentario». Cuando Pere el Cerimoniós embarcó rumbo a Mallorca para conquistarla, era la tercera vez que ello se hacía desde Catalunya. Primero fue el rey Jaume I, después Alfons «el liberal». Una escuadra formada por 116 naves llegó a la Isla después de una accidentada travesía. El desembarco tuvo lugar en Peguera. Cuando las tropas catalanas iniciaron el avance, un ejército capitaneado por Jaume III les cerró el paso. Después de un primer enfrentamiento, las tropas mallorquinas se vieron obligadas a dispersar. Los catalanes eran más numerosos y estaban más preparados. Jaume huyó y se refugió en el castillo de Pollença».

El 22 de junio, Pere IV declaró la anexión del Regne de Mallorques a la Corona de Aragón. Una vez derrotado, Jaume III se instaló en Montpeller, que tuvo que vender, preparando y organizando una nueva guerra para recuperar el trono. Pero el dinero que tenía acumulado era insufienente. Entonces decidió vender Montpeller a Francia, su último y más valioso dominio. El 11 de octubre de 1349, Jaume III volvió a la Isla al frente de un ejército de mercenarios. Desembarcó en la Bahía de Pollença. De allí fueron a Alcúdia, Muro y Llucmajor. Allí se ensarzó una dura batalla con los hombres del gobernador de Mallorca, Gilabert de Centellas. La batalla fue de una gran dureza. Allí, las tropas catalanas vencieron a Jaume III, que resultó muerto en combate. Una espada anónima le atravesó el pecho. Después, uno de los almogávares que luchaban en las filas catalanas, le cortó la cabeza y la levantó en alto.

Gilabert de Centelles pidió permiso a Pere IV para enterrar el cadáver en la Seu. Centelles escribió: «Puix, un cop mort, cap mal no pot fer y així sembla escaient a la seva reial persona». Sin embargo, Pere el Cerenimoniós no autorizó el entierro en Mallorca. Esta fue la razón por la que el cadáver fue llevado a Valencia, donde fue sepultado. Sin embargo, Jaume II había redactado una cláusula testamentaria en Perpinyà el 6 de febrero de 1306, en la que se constataba que él y sus descendientes fueran enterrados en la capilla de la Trinitat.

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