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José Antonio Marina: «La gran creación de la inteligencia es la bondad»

El reconocido filósofo pronunció una charla en Palma invitado por la Fundación Antonio Oliver

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Invitado por la Fundación Antonio Oliver, el filósofo y ensayista José Antonio Marina (Toledo, 1939) pronunció ayer en el Centre de Cultura de Sa Nostra una conferencia bajo el título «Inteligencia triunfante e inteligencia fracasada». Marina se dio a conocer al gran público con su primera obra, «Elogio y refutación del ingenio», publicada en 1992, y desde entonces se ha convertido en uno de los ensayistas más populares y reconocidos de nuestro país. En su último libro publicado, «La creación económica», Marina defiende que las empresas, a las que define como «gigantescas concentraciones de talento», tienen que decidirse a colaborar en el establecimiento de modos «más dignos de vida», si no, «pueden llegar a encontrarse con serias perturbaciones sociales». Uno de los objetivos de su labor como ensayista es «convertir la filosofía en un servicio público, ver qué le preocupa a la gente». Ello le emparejaría con un precedente ilustre en nuestro país, Ortega y Gasset, a quien Marina considera «un maestro y un ejemplo».

Para el autor de «Ética para náufragos», la filosofía no ha vivido en estas últimas décadas sus mejores momentos, situación que él achaca al discurso relativista y escéptico de determinadas escuelas, «que, paradójicamente, es de un conservadurismo extremo». «A estas alturas, no se puede seguir sosteniendo que todas las opiniones son respetables, pues también existen opiniones estúpidas, crueles o malas», dice. Marina apela a «redescubrir filosóficamente el mundo como una creación de la inteligencia» y a «recuperar el poderío y la humildad de la inteligencia». Sus investigaciones están relacionadas no sólo con lo que él llama «la inteligencia creadora», sino también con la fenomenología, la psicología genética, la neurología, la lingüística o la ética. «Necesitamos una ética universal donde nos podamos encontrar todos», añade.

El autor de «Diccionario de los sentimientos» recuerda que «la inteligencia es la capacidad para resolver problemas» y señala que «lo importante es lo que se hace con la inteligencia, pues no es suficiente poseer una inteligencia estructural». En este sentido, indica que hay personas que hacen un mal uso de la inteligencia y que son capaces de hacer daño a las demás. «La gran creación de la inteligencia es la bondad», destaca, si bien reconoce que en España la tendencia mayoritaria es la de reírse o burlarse de las buenas personas. «Es cierto que hay seres humanos que pueden tener un comportamiento miserable; o que a veces nosotros mismos tendemos al egoísmo, pero también es verdad que en nosotros mismos hay asimismo una tendencia a la grandeza», destaca. Más adelante, indica que «todavía hoy, el pesimismo disfruta de un prestigio intelectual que no merece». «Han sido los optimistas los que han hecho avanzar la historia, por ejemplo cuando defendieron en el siglo XX que las mujeres tenían el mismo derecho que los hombres a ejercer el derecho al sufragio», afirma. Por último, critica el estado actual de la mayoría de medios de comunicación. «Ahora lo que abunda es el sectarismo, ya no se debate, se increpa», concluye.

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