El masaje para bebés resulta, además de agradable y relajante para el pequeño, una gran satisfacción y desarolla más los vínculos entre padres e hijos. Diana Blanco Storch es educadora de masaje infantil, naturópata, madre y, además, lo que en la antigua Grecia se denominaba «mama-doula», madres expertas que ayudaban a madres primerizas. En tan sólo cinco sesiones, de una hora y media de duración, los padres y cuidadores, puesto que con cada bebé pueden acudir a clase dos personas, aprenden teoría y práctica del masaje, además de otros temas como el llanto, el sueño, los mimos, los aceites, la relajación, los cólicos y otros malestares, etc. María José Moya es madre de Erica, de tres meses de edad. Acude con la pequeña y su marido, Valentín Payares, a clase, por segundo día, en el centro Yerbabuena, de Palma, donde se realiza este tipo de enseñanza. Aunque todavía es pronto, la pareja asegura que es especialmente gratificante tanto para ellos como para la pequeña. Mientras María José realiza los masajes a su hija, Valentín sigue la clase con un pequeño muñeco. Otra de las madres que asisten a clase es Carmen Ramos, quien tiene una preciosa nena, llamada Carmen Socias, de un mes y medio. La joven asegura que la pequeña duerme mucho mejor, con el sueño más profundo y duradero.
La profesora Diana Blanco aconseja realizar al bebé un masaje a la semana, como mínimo. Dichos talleres proporcionan, en lo afectivo, una mayor relación entre padres y mayor autoestima. En el aspecto terapéutico, los masajes mejoran la circulación del pequeño y la evolución del sistema digestivo y respiratorio, además del sistema linfático.
En su mayoría son las madres quien acompañan a los bebés, entre cero y nueve meses o un año de vida, mientras que los padres suelen acudir, por temas laborales, los sábados por la mañana. Incluso se aprovecha para impartir una clase de masaje para la pareja, ideal para descargar la tensión. Diana no aconseja realizar masajes cuando el bebé está inquieto, acaba de mamar o está dormidito. El contacto corporal es tan importante como hablar con el bebé, a quien desde el principio de estas clases se le ve mucho más relajado en sus dulces días.
Julián Aguirre