J.M.S./C.V.
Los cementerios de la Part Forana amanecieron ayer con fuertes
contrastes. El colorido de las flores y velas chocaba con un oscuro
cielo y las ráfagas de lluvia. Eran también el reflejo de los
claroscuros en el ánimo de los vecinos que iban a los cementerios:
aquellos que llegaban llorando porque aún no han logrado comprender
y los que, por la edad o por la vida misma, afrontan el Día de
Todos los Santos con una sonrisa nostálgica y alegre.
A primeras horas de la mañana, los vecinos llegaban con paraguas en una mano y ramos de flores en la otra para colocarlos a los pies de la tumba de sus seres queridos. Algunos colocaban también velas u otros elementos decorativos y permanecían un rato pensativos, quizá recordando, quizá rezando para marchar después a visitar la tumba de otros amigos, de otros conocidos que ya marcharon.
El cementerio de Son Coletes de Manacor padeció un colapso de coches en horas punta a pesar de que el Ajuntament habilitó zonas de aparcamiento y de que la Policía Local coordinó el tráfico.