Después de que algunos organismos públicos, como el Parlament,
hayan decidido colgar el cartel de «No fumar» en la mayoría de las
zonas comunes y tras el catálogo de imágenes sobre los daños
provocados por el tabaco, que los estados de la UE podrían añadir
en el futuro a las cajetillas, se han desatado las opiniones de los
fumadores.
Eugenia Cobos, hace cuatro meses que dejó de fumar y asegura que
fumar «es una enfermedad y como tal necesitas ayuda para dejarlo,
así que no te pueden decir que lo dejes de un día para otro».
Aunque reconoce que nunca ha tenido problemas en su empresa por ser
fumadora, añade que «un trabajador no puede estar ocho horas sin
fumar».
Juan Antonio Ochoa dice que es normal que se endurezcan las
normativas por una cuestión de salud, pero «los que tenemos este
vicio adquirido, ya no podemos dejarlo. En mi caso intento no fumar
cuando mi nieta está delante»,
añade.
Por su parte, los estanqueros son los máximos perjudicados por esta
campaña antitabaco. Así, Antonio Roig dice que el comentario que
llevan las cajetillas «es maligno» para las ventas, aunque reconoce
que ya nadie los tiene en cuenta. Margarita García dice que las
ventas han bajado considerablemente debido a la «mala propaganda
que nos hacen». En cambio Malén Bergas señala que las ventas no han
bajado, «al revés, los jóvenes tienen ahora más morbo por fumar».
En cuanto a las polémicas imágenes que puede que se inserten en las
cajetillas, señala que «no creo que las pongan, pero si sucediera,
los fumadores seguirían fumando y las taparían con cajetillas de
colores o las ignorarían».
Samantha Coquillat / Fotos: Ana Somoza
En cuanto a las imágenes que se quieren insertar en las cajetillas,
Elena Canals señala que no sería un inconveniente, «es como las
frases que llevan ahora los paquetes, dejas de mirarlas». En cambio
a Lores Fernández, estas fotografías le parecen «muy desagradables»
y añade que está de acuerdo en que prohíban fumar en algunos
sitios. «Tendrían que prohibirlo en todas las zonas públicas, así
sólo podríamos fumar en casa y en la calle». Sebastián Musto dice
que para cortar de raíz con este vicio «tendrían que subirlo mucho
de precio y que se convirtiera en una placer inaccesible». Fina
Cantallops asegura que no ha tenido ningún problema en su trabajo
por ser fumadora, «simplemente me voy al baño y no molesto». José
García cree que se tendría que prohibir en muchos sitios «porque
molesta a los demás, los conviertes en fumadores pasivos». Por su
parte, Romani Corpachi dice que en el trabajo no fuma, pero que
apenas sale, «lo primero que hago es fumar».
Fumadores sin malos humos
Algunos fumadores de la Isla opinan sobre la nueva campañaantitabaco que se estállevando a caboy reconocen que sus humosproducen graves molestiasentre los no fumadores