Lluc acogió ayer el tercer encuentro de casas regionales, convirtiéndose así en el corazón de Mallorca. El acto contó con la asistencia de unas 1.000 personas, entre socios y afiliados de las Casas Regionales de Catalunya, Aragón, Castilla-la Mancha, Castilla y León, Andalucía, Extremadura, Galicia, Cantabria, País Vasco, Valencia y Murcia. Un año más se ha escogido Lluc para celebrar esta jornada porque representa el símbolo de la mallorquinidad.
El objetivo del encuentro, que contó con el patrocinio del Consell Insular de Mallorca, fue «mostrar que la gente que participamos en las diferentes casas regionales nos sentimos mallorquines con todos los derechos y obligaciones», explicó la presidenta de la Federación de Casas y Centros Regionales, Encarna Pastor, que vive en la Isla desde hace 26 años, dice sentirse «totalmente integrada aunque no renuncie a las raíces de mi tierra, que es Extremadura».
Los asistentes se concentraron en Lluc a partir de las doce del mediodía para asistir a una misa rociera, que contó con la asistencia del conseller de Medi Ambient del Consell, Miquel Àngel Borràs, y el director insular de Relacions Institucionals, Josep Lliteres. En su intervención, Borràs dijo a los presentes: «Os necesitamos a todos vosotros», y prosiguió señalando: «Mallorca ha sido una tierra de tolerancia y vosotros tenéis ahora la responsabilidad de participar en la vida cultural y política de la Isla».
Después de la misa, todos los asistentes degustaron en el Acolliment una paella y compartieron diferentes bailes regionales. Así, hablaron también de su experiencia vivida en Mallorca. Encarna Pastor destacó «la necesidad de involucrarse en la vida social y política de la Isla porque tenemos muy claro que somos de aquí y queremos acabar con los tópicos de la integración. Estamos totalmente integrados». «Mallorca es una tierra de acogida y aquí nos hemos sentido siempre de maravilla», añadió.
La presidenta de la Federación de Casas y Centros Regionales en Balears también quiso destacar el «buen carácter» de los mallorquines: «Son personas abiertas que dan todo lo que tiene. De entrada parece una sociedad cerrada pero luego vemos que tenemos un montón de posibilidades de desarrollarnos aquí». Algunos de los asistentes a este tercer encuentro llevan viviendo en la Isla más de cuarenta años.
C. Moreno
(texto y foto)