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Un debate que no llena

Las sesiones del Parlament interesan poco a la gente: acuden los convencidos o quienes tienen que escuchar por obligación

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Los servicios de Protocolo del Parlament no esperaban ayer a Catalina Cirer, la alcaldesa de Palma, pero al final sí acudió a la Cámara y hubo que reubicar a algunos de los invitados. A esta primera sesión del debate suelen acudir los cargos institucionales, los fieles y los familiares directos.

La sesión se inició puntualmente (Rosa Estarás llegó de las primeras, antes que nadie) y pese a que no todos se creían que el discurso de Matas fuera a durar tanto (según Josep Alfonso, ex diputado socialista que ahora preside la asociación de ex parlamentarios, quien pronuncia un discurso largo, pierde), lo cierto es que fue así. Por eso, y como en el salón de plenos no se fuma, más de uno y dos salieron a fumarse su pitillo. No, Antich no, Antich no salió por una sencilla razón: no estaba. El ex president es ahora diputado en el Congreso y ese día tenía pleno en Madrid. Sí estaba, en razón de su cargo, el delegado del Gobierno, Ramón Socías. Hay quienes sitúan a Socías como posible candidato si falla Armengo, que ayer tomaba nota junto al resto de diputados y diputadas. También Diéguez, que además de tomar nota, hablaba en voz alta y se dejaba oír. «Rasspuutinnn...», dijo en más de una ocasión.

La calle, y quien dice calle dice ciudadanos y ciudadanas de a pie, se deja ver poco por el Parlament en estos días de solemnidad. Por eso cada vez, en el Parlament, reservan menos sillas. No hay aglomeraciones, nadie se pega por asistir a un debate. Además, la mayoría viene a ver «al president». Cuando gobernaba el Pacte a Antich y ahora a Jaume Matas. Lógicamente, estaba su esposa Maite Area, «culpable» de que el president lleve barba desde agosto. Y había que fijarse en Paco Obrador, que preside el Consell Económic y Social. Hace unos años protagonizó un debate de este tipo... Pero el PSOE prefiere olvidarlo.

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