La decisión de Ajuntament de Barcelona de establecer una tasa turística finalista de un euro por persona y día, ha provocado la reacción airada del sector hotelero y de restauración.
En una información publicada ayer por el diario «El País», el Consistorio barcelonés vuelve de este modo a la carga con el debate de aplicar una tasa turística, muy similar a la que puso en marcha el Pacte de Progrès en mayo de 2002, cuya vigencia fue sólo de quince meses, ya que fue derogada en octubre de 2003.
La capital catalana contabiliza al año unos 10 millones de pernoctaciones, circunstancia que quiere aprovechar el Ajuntament de Barcelona para aplicar un euro por pernoctación, con el objeto de frenar los efectos de la presión turística en la ciudad. El concejal de Turismo de Barcelona, Jordi Portabella, afirma que «la tasa la aplican ya París, Nueva York y San Francisco sin que haya repercutido negativamente en la demanda». Por contra, los hoteleros puntualizan que «no existe en Roma ni en Londres, ni en miles de ciudades del mundo, ni por supuesto en ninguna otra ciudad española». Todo el sector hotelero, así como la Comisión de Turismo de la CEOE, rechazan de plano el nuevo gravamen, porque en su opinión restará competitividad a la oferta hotelera de Barcelona. El Gobierno catalán no ha dado muestras de apoyo al Ayuntamiento de Barcelona.