El conseller de Turisme, Joan Flaquer, pidió disculpas públicas por el «caso Rasputín», admitió que haber pagado con dinero público una juerga en un club de alterne de Moscú había sido un «imperdonable error» y aprovechó su comparecencia para sacar a la luz facturas personales del ex conseller Celestí Alomar, encontradas en los archivos de la Conselleria de Turisme.
Error imperdonable, hechos reprobables y equivocación fueron algunos de los calificativos que utilizó Flaquer para relatar el «caso Rasputín» en una comparecencia parlamentaria que indignó a los grupos de la oposición. Flaquer explicó que la delegación del Govern que viajó a Moscú estaba formada por siete personas, que en total se gastaron 17.676 euros entre billetes de avión, hotel, gastos de promoción y del guía. El titular de Turisme señaló que la polémica noche del 25 de febrero, una delegación del Govern y de fueron invitados a cenar por el presidente de la federación rusa de golf, Konstantin Kozhenikov. Tras este encuentro, «Juan Carlos Alía se fue al 'club Rasputín' a tomar unas copas con otras personas». No obstante, Flaquer no quiso desvelar la identidad de los acompañantes que fueron con Alía al «club Rasputín» y, en cualquier caso, negó que él estuviese en el local de alterne. «Yo me fui al hotel», dijo.
Miquel Rosselló, de EU, cuestionó que los tiquets del club Rasputín fuesen incorporados de forma involuntaria a los gastos presentados por Alía. Y preguntó: «¿Qué hace un señor ruso en este asunto?». Pere Sampol, del PSM, interrogó directamente a Flaquer si él estaba en el club Rasputín. «¿Dónde estaba usted en el momento que Alía y 6 personas más estaban en club Rasputín? Ese es un dato fundamental. Si usted estaba debería presentar la dimisión», exigió Sampol.
El diputado socialista Antoni Diéguez insistió en la conveniencia de que Flaquer confirmase si él estuvo en Rasputín. Diéguez cuestionó que Alía se hubiese llevado a Moscú 1.000 euros en metálico, es decir, la misma cantidad que cobró el guía-intérprete contratado por el Govern.