El peso de la Iglesia católica en las nuevas familias de Baleares es el menor de todas las comunidades autónomas del Estado. El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha revelado en sus últimos datos sobre matrimonios, publicados este fin de semana, que los habitantes de nuestro archipiélago son los que menos se decantan por pasar por la vicaría. De hecho, el INE indica que de los 4.581 matrimonios que se constituyeron en 2002, tan sólo 2.669 eran católicos. Otros 28 uniones se realizaron a través de un rito de otra religión. Finalmente, los otros 1.884 enlaces tuvieron lugar directamente en los juzgados o ante las autoridades municipales.
Eso nos da que de cada 100 matrimonios que se celebran en Balears sólo 58 se celebran por el rito católico. Del resto de Comunidades Autónomas, sólo Catalunya, con 59 matrimonios católicos por cada cien, y las Islas Canarias, con 62, están en una situación parecida. Fuera del listado de Comunidades Autónomas, las ciudades de Ceuta y Melilla, con una importante población musulmana, superan el distanciamiento de las familias Baleares de la Iglesia católica. De hecho, en ambos casos los matrimonios civiles superan a los católicos. También si analizamos por provincias la realidad de estas fórmulas de constitución de hogares, Barcelona y Gerona se decantan menos que Balears por la opción católica.
Este dato forma parte de todo un rompecabezas que cuestiona la relación de los Baleares con la Iglesia católica ya que tan sólo cerca de un 50 por cien de los recién nacidos son bautizados y las Islas lideran los listados estatales en divorcios, parejas de hecho y abortos por habitante, como se ha venido demostrando cada vez que se han publicado estas variables. Una de las razones que podría explicar esta realidad la podríamos encontrar en la inmigración procedente de países que tradicionalmente no son católicos, como el Reino Unido, Alemania, Marruecos, Senegal, Mali, Bulgaria, Rumanía y la China. Los extranjeros llegados de todas estas zonas suponen la mayor parte de los recién llegados extranjeros y superan los latinoamericanos y europeos del sur, tradicionalmente católicos.