En Mallorca son muchos los inmigrantes que han venido en busca de trabajo para conseguir así una vida con la que en su país solo pueden soñar. Su procedencia es de lo más variada: senegaleses, ecuatorianos, brasileños... gente con culturas que no tienen nada que ver y que coinciden aquí. La principal dificultad con la que cuentan al llegar a la Isla, es el hecho de estar lejos de sus familias. El objetivo de muchos es conseguir los papeles para poder volver a ver a sus familias. Para ellos el verano es especialmente duro, ya que casi ninguno puede disfrutar de unas vacaciones como Dios manda.
Por ejemplo, este es el caso de Cristóbal Piza, un ecuatoriano que está aprovechando los meses de verano para trabajar ya que en invierno hay mucho menos trabajo. Cristóbal, tiene la esperanza de conseguir los papeles pronto porque hace algunos meses que ha tenido una hija mallorquina.
Otro caso es el del senegalés Malamin Chano. Vino a Mallorca hace ya 5 años. Él sí que tiene los papeles en regla pero dice que se tira todo el verano tabajando porque luego en invierno le va a faltar el trabajo y que ya tendrá vacaciones.
También hay quien todavía es demasiado joven para trabajar y se ha venido para a yudar a su familia, este es el caso de Javier Casanel, un ecuatoriano de 17 años que no trabaja. El único sueldo que llega a casa es el de su padre. Javier, sueña con volver a Ecuador donde tuvieron que dejar a su madre.
Àngel Ibar es otro ecuatoriano que no tiene trabajo y se dedica todas las mañanas a intentar encontrarlo. Su mujer sí que tiene ocupación y de vez en cuando le consigue alguno a él. No tiene los papeles en regla y está a expensas de formalizar su situación.
Por último, el caso de Enrique Muñoz, también de Ecuador. Enrique trabaja como pintor y dejó a su madre y hermanos en su país pero se trajo a su mujer. Enrique, tiene las cosas muy claras: «La inmigración es lo mejor que le ha pasado al mundo. Analizando la historia, EE UU es el país más rico del mundo y también en el que mayor índice de inmigración hay», dijo.
Pablo Peral