Dos médicos mallorquines, los doctores Juan Rabell y Joan Mayol, cirujano plástico y cirujano, ambos de la Clínica Juaneda de Palma, junto con la anestesista Carmen Codina y la instrumentista Esther Hernández, las dos de la Clínica Planas de Barcelona, de la mano de la Fundación Campaner y en colaboración con la Direcció General de Cooperació del Govern balear, que ha costeado los viajes, han estado operando a niños en el hospital general de Niamey, capital de Níger, y visitando a otros chavales en Diffa, donde Pep Campaner tiene establecido su mayor centro de acogida.
Y han regresado alucinados. Por lo que han visto y por cómo les ha ido el trabajo, muy bien, dentro de las carencias a todos los niveles con las que se han encontrado. «Pero la experiencia ha valido la pena», señala Rabell desplegando numerosas diapositivas y fotografías en blanco y negro sobre la mesa, en las que aparecen, además de bellas imágenes de aquel país y de su gente, «que no tiene prácticamente nada, pero que es generosa y sabe agradecer lo que haces por ellos», casos, algunos espeluznantes, que han tratado, como el de aquel niño al que le salía el intestino por el ano, sin dejar de lado los afectados por el noma. «A un chaval, los fideos que se comía por la boca le salían por la nariz», relata.
Pero, tal vez lo que más les impresionó fue Pep Campaner. Un hombre que a cambio de nada, lo está dando todo. «Él y su familia, porque está con él. Para conocer su obra hay que ir allí. Pep no sólo se ocupa de niños afectados por noma, sino también de niños huérfanos, hijos de infectados de sida, niños abandonados, a los que da cariño y la posibilidad de vivir y de estudiar. Ahora mismo hay dos o tres que van a entrar en la universidad, todo gracias a la Fundación, que empezó de la nada y que está tomando cuerpo, de ahí que cada vez haya más gente que le apoya».
Pedro Prieto