La llegada de la tarde es un momento idóneo en Estellencs para disfrutar de la belleza del ocaso en la cala, si deseamos disfrutar de un baño apacible o en los cercanos miradores panorámicos que nos ofrecen las estribaciones de esta parte de la Tramuntana, entre los que destacan el de ses Ànimes o el de Ricardo Roca, donde se halla la espectacular terraza del bar restaurante es Grau, literalmente colgada sobre el abismo.
El paisaje de Estellencs inmerso entre pinos, olivos, almendros y algarrobos, nos remite a la esencia del Mediterráneo, que aquí se vive en una atmósfera de particular autenticidad, merced al carácter ancestral de la villa. Alicientes apreciados por un turismo minoritario amante de la tranquilidad y el entorno natural.
Se da la circunstancia de que cien años atrás este pueblo doblaba en número de habitantes al registrado en la actualidad, pero la decadencia de la agricultura de montaña y el auge turístico determinó un progresivo despoblamiento, atenuado en los últimos tiempos con la afluencia de nuevos residentes, atraídos por el encanto rústico que respiran sus calles. Durante años solamente funcionó un hotel, el Maristel, al que se añadió despues un anexo. Recientemente se inauguró el Nord, en un antiguo casal en la plazoleta frente a la antigua e imponente torre de defensa de Can Alemany, que conserva intacta su estampa medieval.