Ana Obregón ha puesto punto y seguido a sus vacaciones en la Costa de los Pinos. En principio se ha desplazado a Madrid para dejar al pequeño Alejandro con su padre, el conde Alessandro Lecquio, con quien viajará a Atenas para asistir a las Olimpiadas; luego ella se tomará unas cortas vacaciones en Marbella, desde donde regresará a Mallorca para, por último, retomar la serie «Ana y los siete», de la que debe grabar algunos capítulos, pues su continuación ya está programada para otoño. Con Ana estuvimos dando un paseo por el centro de Palma. Vestía vaqueros cortos y blusa, una gorra de visera con su nombre y a ratos cubría sus ojos con unas gafas de color oscuro. Por lo demás se la veía feliz y distendida.
-¿Te sientes orgullosa por la admiración que te profesa
el público?
-Muchísimo, Marily. De eso y de que a lo largo de más de veinte
años de profesión he demostrado que puedo hacer cosas que le gustan
a todo el mundo, como esta serie de «Ana y los siete», que está
siendo muy bien aceptada por todos, como lo demuestra su gran nivel
de audiencia. Yo creo que en ello también influye que es una serie
sin palabrotas ni malos modales, ni escenas escabrosas; es una
serie muy blanca, para todos los públicos y edades. Por otra parte
soy consciente de que he hecho olvidar la imagen de niña pija y
rica gracias a que he podido demostrar que hago algo positivo.
-...Y encima has demostrado que eres una excelente
actriz de comedia.
-Todo el mundo dudaba de mis cualidades artísticas, pero con el
tiempo, efectivamente, he demostrado que soy una buena actriz de
comedia, uno de los géneros más difíciles que hay, como también en
su momento demostré que puedo presentar programas.
-¿Cómo combinas tu vida profesional con la
privada?
-Pues también he aprendido a eso, lo cual, conseguir separar las
dos cosas, es importante, puesto que tengo una vida privada que
tengo derecho a poder disfrutar con mis amigos y una vida
profesional que debo compartir con todo el público.
-Como madre creo que también has dejado claro que por
encima de todo está tu hijo, a la vez que sabes llevar una
excelente relación con el padre de éste.
-Es que si no lo hiciera así, me refiero a esto último, ¿qué
ganaría yo, y más cuándo no tengo necesidad de pelearme por una
pensión? A nosotros lo que nos interesa es la felicidad de nuestro
hijo; que crezca en un entorno pacífico y sin problemas; que sea
feliz, en una palabra. Y eso se consigue mejor si entre los padres
no hay conflictos ni disputas. Por ello he optado por esto.
-Volviendo a la serie, pienso que lo bueno de «Ana y los
siete» es que no perderá vigencia.
-Sí, ya que se podrá ver dentro de veinte años como si nada. Como
«Verano azul», por ejemplo, o «Cuéntame» o «Farmacia de guardia».
Es una serie, además, que despierta interés por la vida sentimental
de los personajes, especialmente de Ana, que nunca se sabe a dónde
te va a llevar.
-¿Se casa Ana?
-Eso no te lo digo. Que se case o no, se verá en su momento. Lo que
sí te puedo añadir es que la continuación será muy interesante y
divertida, y como las anteriores, en la misma línea para todos los
públicos.
-¿Cómo está tu padre?
-De salud, muy bien. Y muy feliz de estar con mi madre en
Mallorca.
Marily Coll