Este periódico ha querido hacer el mismo recorrido que Su Majestad la Reina realizó el pasado jueves en calesa por el casco antiguo de Palma para saber un poco más sobre el interés que doña Sofía tiene por nuestra ciudad. El primer paso fue contactar con Melchor Riera, el cochero que la guió, para que nos contara lo que más le impresionó y para que, subidos en la misma calesa, nos contase todos los detalles del recorrido real.
Eran las doce del mediodía cuando su Majestad apareció por la Plaza de la Reina. Los cocheros, que se enteraron de la noticia por la policía un cuarto de hora antes, eligieron a su mejor caballo, una yegua llamada «Alabina», muy dócil y tranquila. Arreglaron como pudieron la galera y esperaron. El cochero no se podía creer que fuera a ser el chófer de Su Majestad. «Nunca antes alguien tan importante como doña Sofía se había subido a mi carro, al menos nadie de sangre azul», aseguró Melchor, orgulloso.
Cuando subió a la galera, la Reina le preguntó al cochero, como una turista más, qué itinerario iban a recorrer, lo que sorprendió mucho a Riera, ya que pensaba que ella ya lo debía saber. Cuando la policía avisó a los cocheros de que alguien importante iba a llegar, éstos le explicaron el recorrido que tenía que hacer por cuestiones de seguridad.
A Riera la Reina le pareció una mujer «muy sencilla y amable». Destacó cómo la Reina le ayudó a colocar la capota cuando aparecieron las primeras gotas de agua, o las preguntas que realizaba interesada por diferentes edificios de Ciutat, o cómo se preocupó por el animal, con el que se quedó fascinada por lo bien que se conocía las calles y por lo calmado que paseaba. También se interesó por su trabajo, por la situación de todos los cocheros de galeras, lo cual Melchor Riera le agradeció. El cochero tiene ahora una historia más que contar a sus clientes. «La Reina se paseó en esta galera», contó inmediatamente a los turistas que subieron en el mismo carro justo después que lo hiciera la Monarca. Éstos preguntaron emocionados dónde se sentó exactamente y que les contara qué iba comentando.
Jessica Hernández.
Fotos: M.À. Cañellas.