El nombre de la Universitat balear ya está inscrito en el libro de honor de la Agencia Espacial Europea (ESA), donde sólo unas pocas universidades del viejo continente consiguen llegar.
Dos estudiantes de la UIB ayer, Carles Bona y Maria Tous, y otros dos mañana, Víctor Huarcaya y Nicolás Piro, tienen esta semana la oportunidad de realizar un experimento de física de fluidos en condiciones de ingravidez, en el marco de la Séptima Campaña de Vuelos Parabólicos para Estudiantes de la ESA.
Durante tres horas y treinta parábolas, Maria Tous y Carles Bona pusieron en marcha ayer el proyecto de «Visualización de la inestabilidad de Richtmyer-Meshkov» a más de 8.000 metros de altura y gravedad cero.
Como les ocurrió a prácticamente todos los equipos allí presentes, de España u otros países de Europa, los problemas no tardaron en llegar, lo que puso a prueba su capacidad de concentración y coordinación. La cámara de vídeo que debía registrar el proceso no aguantó las sacudidas del avión y cuando sólo se llevaban unas pocas parábolas «tuvimos que empezar a sujetarla con la mano y aguantar su peso durante los momentos en que la gravedad era el doble de lo normal», explicó Carles.
Pero el mayor problema fue, reconoció el joven, que «resultó imposible coordinar el momento exacto en que debíamos soltar el tanque con los líquidos -agua y parafina-, por no poder precisar al segundo cuándo se alcanzaba la gravedad cero, pues se logra de forma gradual».
Aunque la prueba no salió del todo bien, pronto vislumbraron una salida, que aplicarán en el vuelo de mañana, «que consistirá en cambiar el sistema por alguno que no dependa tanto del momento».