Cameron Douglas y su chica pasaron el último día de vacaciones en Palma. Algunos nubarrones que asomaron por encima de s'Estaca invitaron a esa visita, que dio comienzo tras pasar un rato en Ocimax. ¿En el cine? ¡Qué va! Disfrutando de sus instalaciones, especialmente de su bolera y del juego a la canasta. En una y en otra actividad pusieron de manifiesto que saben. Tumban los bolos con facilidad y encestan sin muchos problemas, sobre todo él. No en balde uno de los popes del baloncesto mundial, Pat Riley, es amigo de casa.
Cameron, que físicamente cada vez se parece más a su padre Michael Douglas, es un tipo la mar de enrollado con la prensa. Ya lo puso de manifiesto hace tres años, cuando hablamos con él por primera vez.
Cameron luce cuatro grandes letras tatuadas en su brazo derecho.
-¿Es tu novia?
-Es una buena amiga mía (sonríe). Estudia conmigo y se ha venido a
pasar unos días en Mallorca. Y tiene novio.
Cameron reconoció que le encanta Mallorca. «Vengo a la Isla con mi madre desde que soy niño, y seguiré viniendo mientras pueda. Y por supuesto que me gustaría vivir en ella». Cameron no sabe que en ese cine se estrenó hace unas semanas la película que reunió al Clan Douglas, es decir, a su abuelo, a su padre y a él.
Tampoco ha reparado en la fotografía de su padre, pelo corto, cortado a cepillo, para rodar «Un día de furia», que está al lado de la de Marlon Brado, y que pende en una de las paredes del hall. Cuando le preguntamos sobre sus hermanitos, Cyras Zeta y Dylan, se le llena la boca. «Están muy bien, muy sanos, el clima de Mallorca les sienta bien».
-¿Qué tal te llevas con Zeta Jones?
-Muy bien.
-¿Ves a ella y a tu padre ilusionados con la idea de
tener otro hijo?
-Mejor que se lo pregunten a ellos.
-¿Te volveremos a ver pinchado discos como hace tres
años, en BCM?
-Este año, seguramente, no.
Nos dice que a lo mejor regresa en agosto; que no sabe si este año vendrá su madre, Diandra, con Zac; y nos cuenta que el pasado fin de semana ella y él lo pasaron en Menorca.
Pedro Prieto