Acostumbrados a escuchar el nombre de Globalia relacionado con el mundillo empresarial, esta semana la marca ha destacado por una iniciativa humanitaria que sin duda creará escuela. Se trata de la I Semana Solidaria, que concluyó el sábado con la celebración de un torneo de golf y una cena celebrada en el Marriott de Son Antem, a beneficio de dos ONG dedicadas a la defensa de la infancia: Unicef e Infancia sin Fronteras. El rostro conocido de la cena fue el de Isabel Gemio, guapa como nunca, que también se ha destacado a lo largo de su trayectoria por su labor en favor de los niños más desfavorecidos.
Entre los 280 invitados que asistieron a la cena había muchos nombres y muchas caras conocidas, en esta ocasión unidos por una buena causa. Tan buena que ayer Globalia manifestaba su satisfacción por el resultado de la iniciativa: «Ha habido una gran respuesta, todos se han volcado», reconocían en la empresa. Tanto es así que a los 7.500 euros donados a cada ONG se van sumando nuevas cantidades en la llamada fila 0, «que probablemente alcanzarán los 16.000 euros», dijeron ayer fuentes de Globalia.
Durante la cena de gala se produjeron algunas anécdotas que revelan el magnífico ambiente y el deseo común de conseguir más fondos para la infancia. Así ocurrió en el sorteo de premios, cuando al presidente de Globalia, Juan José Hidalgo, le tocó en suerte el cuadro pintado por Luisa Garau valorado en 800 euros. El empresario, a pesar de estar encantado con su buena fortuna, prefirió entregar la obra a una subasta, para lograr más donativos. En la puja, que estuvo muy reñida, el cuadro fue a parar a manos de Pablo Fuster, presidente de la Federación de Golf, que pagó por él 1.600 euros, aunque al recibirlo volvió a donarlo para que se subastara nuevamente. Al final el cuadro lo adquirió Javier Cabotà, presidente de Maioris, que pagó otros 1.000 euros, que se sumaron a lo recaudado para tan bénfica causa.
A.M.