El pastelero mallorquín, José Arroyo fue uno de los colaboradores que trabajaron junto a Paco Torreblanca y sus dos hijos, en la elaboración de las exclusivas porciones de la tarta nupcial de los príncipes de Asturias. La amistad de José con el prestigioso pastelero Paco Torreblanca fue el motivo por el cual el mallorquín se desplazó desde Palma hasta Alicante y posteriomente hasta Madrid. En vísperas del Enlace Real, el equipo realizó el camino Valencia-Madrid por la noche con todo el material, evitando atascos e imprevistos de última hora. Desde hace años estos dos profesionales de la pastelería se conocen y han compartido más de una aventura, incluso ahora están preparando un concurso de lo más dulce.
Con respecto a la tarta nupcial, ésta tenía unos ingredientes muy naturales: frambuesas, higos, mango, moras y hojas de menta frita. Es un pastel de Ganduya y chocolate, que además va adornado con caldo de vainilla y helado de chocolate. No resulta empalagoso y en Palma, las pastelerías de José Arroyo ya venden estas solicitadas porciones individuales al precio de 2'50 euros. La función de José Arroyo en la primera planta del Palacio Real, donde estaba trabajando su grupo, era la de preparar, o mejor dicho, emplatar, los pasteles. Un total de 1.800 unidades. Por otro lado, la gigantesca tarta nupcial fue cortada simbólicamente por los novios. El príncipe Felipe y su esposa doña Letizia pidieron que la tarta, que les había agradado mucho, fuese enviada a su residencia, donde la disfrutarían en compañía de otros amigos, después de la boda. Lo cierto que la receta no es ningún secreto, pues el «maestro» Paco Torreblanca se muestra orgulloso de su éxito y dio la fórmula, que está teniendo muy buena aceptación.
Julián Aguirre
(texto y fotos)