La población de tiburones blancos (salroig, en catalán) en el Mediterráneo en general y en el mar balear en particular se ha visto reducida en más de un 50% en los últimos diez años. Durante este tiempo, su catalogación en la «lista roja» de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha pasado a «peligro de extinción» en el Mediterráneo, mientras que a nivel mundial se queda en «vulnerable». Los investigadores consideran que, en el Adriático, la reducción puede haber llegado al 80%.
Aunque la regresión es preocupante, la presencia regular y habitual del tiburón blanco, Carcharodon carcharias (uno de los escualos más voraces), en el mar balear ha sido constatada por los científicos Gabriel Morey (Imedea y Museu Balear de Ciències Naturals), Martí Martínez (Museu Balear de Ciències Naturals), Enric Massutí (Centre Oceanogràfic de Balears y UIB) y Joan Moranta (Imedea).
Su estudio sobre el tiburón blanco en Balears ha sido publicado recientemente por la prestigiosa revista científica internacional «Environmental Biology of Fishes». El grupo de expertos aporta la estadística, referida al mar balear, de 27 capturas registradas de ejemplares de esta especie entre 1920 y 1970. A partir de esa fecha, las capturas de tiburón blanco prácticamente desaparecen por el esquilmo y los fuertes impactos de la pesca sobre los bancos de atún, una de sus principales fuentes de alimentación, y la introducción de otros métodos pesqueros. Además, se señalan ocho ataques constatados a cetáceos y tortugas marinas desde 1990 hasta ahora por parte de tiburones blancos. Entre las capturas en aguas de Balears, accidentales y normalmente vinculadas a barcos atuneros, se anota un ejemplar de 6 metros y medio de largo y 2.500 kilos de peso.