Los Jones, de Bristol, no tenían ayer ni idea de que el próximo sábado se vaya a casar el príncipe Felipe y desconocían que han aumentado las medidas de seguridad. Tampoco dieron demasiada importancia al hecho de tener que mostrar sus pasaportes en la aduana del aeropuerto de Palma. Están acostumbrados porque su país de origen, Gran Bretaña, no pertenece al territorio Schengen, el espacio común de circulación europea sin fronteras. Pero si el señor y la señora Jones tuvieron que mostrar su pasaporte no les ocurrió lo mismo a otros compatriotas. La familia Mckenzig pasó sin más. La mayoría de vuelos precedían ayer del Reino Unido y Alemania, este último país sí adherido al tratado de Schengen. En teoría, todos los pasajeros procedentes de Alemania, Francia, Bélgica, Italia y otros países de la UE, tendrían que haber llegado a Palma con su pasaporte en la mano, pese a que este documento ya no es preciso para viajar por la UE.
Y es que, desde ayer -y hasta el próximo 24 de mayo-, la Secretaría de Estado de Seguridad ha suspendido temporalmente las normas del Acuerdo de Shengen, firmado en julio de 1984 y al que España se sumó en 1991, a causa de los controles de seguridad que ha provocado la boda real. La medida entró en vigor a las 0 horas de ayer, sin que agencias y touroperadores hubieran tenido tiempo de advertirlo previamente a sus clientes. La verdad es que no hubo ningún problema. Fuentes de AENA informaron a este diario que, en realidad, los controles son más bien aleatorios y que no se pide la documentación a todos. Lo que sí ha hecho AENA a través de una nota informativa es recordar que todos los viajeros procedentes de países miembros del tratado de Schengen es que deberán llevar pasaporte o tarjeta de identidad.
Ultima Hora constató que las medidas de seguridad en el aeropuerto eran las habituales. No hubo colas ni problemas. Posiblemente, conforme se aproxime la fecha del enlace, haya más control y, especialmente, en aeropuertos como el de Madrid donde, entre las 18 horas del próximo viernes y las 20 horas del sábado, el Ministerio de Defensa ha establecido una zona prohibida para avionetas y helicópteros. Más de 115.000 pasajeros pasaron ayer por el aeropuerto de Palma, de los cuales la mayoría cubría rutas internacionales. El tráfico español representó el 13% del total. Cerca de 800 aviones tenían previsto despegar o aterrizar ayer. La media de los retrasos fue de seis minutos en las salidas y cuatro en las llegadas, si bien hubo puntas de hasta 117 minutos en la salida de vuelos a Londres y de 220 en las llegadas.