Un total de 48 niños y niñas de Palma, 10 monitores y dos personas encargadas del abastecimiento y equipaje, realizan desde el pasado sábado una pequeña parte de la ruta Xacobeo 2004. Nos encontramos en Arca, un pequeño pueblecito, donde pasaremos la noche, en el polideportivo de esta pequeña capital del municipio de El Pino, en nuestro peregrinaje por el Camino de Santiago. Tras dormir en Arzúa, último pueblo grande que se halla en el camino, pasado el kilómetro 573, continuamos con la ruta. Ha sido una noche tranquila puesto que los chavales ya están un poco agotados, pero ilusionados con llegar al final. Creemos que hoy a última hora o el viernes al mediodía llegaremos a la catedral de Santiago y recogeremos la «compostelana», el diploma que acredita a todo buen peregrino.
Ayer, el buen tiempo nos acompañó y pudimos disfrutar de un idílico entorno natural de verde y espesa vegetación e interesantes historias, que nos relata de la manera más amena nuestro particular guía, Toni Pons, quien encarna el personaje «El Gran Peregrino». Los chavales, que tienen entre 14 y 17 años de edad, lucen prendas cómodas y de abrigo, puesto que a pesar del día soleado, en las sombras o albergues el fresco se hace notar. Al grupo se unió al mediodía el concejal de Esports i Joventut del Ajuntament de Palma, Rafael Durán, quien realizará los últimos kilómetros en compañía de los chavales. Hoy también se incorpora la alcaldesa de Palma, Catalina Cirer, quien llegará con todos los chavales a la catedral de Santiago, desde el Monte Do Gozo.
La amistad es uno de los sentimientos que se potencian en esta peregrinación. Así, Jessica, del colegio Fray Junípero, de Son Cladera, y Claudia, del colegio San Antonio Abad, de Son Ferriol, se han conocido en la excursión y se han hecho amigas inseparables. Les ha encantado la experiencia, aunque reconocen: «Estamos agotadas y nos duelen muchos los pies». Por su parte, Jorge Luis se lo está pasando muy bien; ya había hecho distintas excursiones, pero dice que «esta es muy larga». Para Jaime, del colegio Jesús María, ha sido una buena experiencia, pero añade: «Tengo ganas de llegar a casa para domir en mi cama». Para Roberto, de Son Cotoner, el Camino de Santiago es «más divertido que el campamento de Sa Victoria».
Julián Aguirre (Galicia)