A excepción de Ceuta y Melilla, con peculiaridades geográficas, demográficas, políticas y económicas propias, Balears es la comunidad autónoma que más recurre al alquiler para la tenencia de vivienda. Una de cada cinco hogares de Balears es de alquiler, según los datos del Anuario Social de España 2004, de la Fundació «la Caixa». Este 20 por ciento de arrendamiento es muy superior a la media española, que es sólo del 11'5 por ciento. Ninguna comunidad autónoma supera el porcentaje balear salvo las ya mencionadas, y peculiares, Ceuta y Melilla (20'5 y 28'2 por ciento, respectivamente).
La fuerte presencia del alquiler se ve reflejada, obviamente, en un menor porcentaje de propiedad de la vivienda. En este caso, Balears, con un 74 por ciento, es la segunda comunidad con menor tenencia en propiedad. En primer lugar se sitúa Canarias, con un 69'5 por ciento. La media española es muy superior, un 82 por ciento. Con esta cuestión también se puede relacionar el precio de la vivienda. Ya es sabido que Balears se encuentra entre las comunidades más caras en este aspecto. En concreto, el Anuario Social coloca las Islas en el cuarto lugar en cuanto a precio de la residencia. Balears presenta un precio medio de 1.699 euros por metro cuadrado, sólo superado por Madrid (2.456), País Vasco (2.107) y Catalunya (1.821). La media estatal es de 1.403. Especialmente relevantes son todos los indicadores demográficos referentes a nuestra comunidad. De ser una autonomía con tendencia al crecimiento vegetativo cero y a un progresivo envejecimiento de la población (a mediados de los 90), hemos pasado a situarnos entre las comunidades demográficamente más dinámicas, en un sentido positivo.
Balears es la cuarta comunidad más joven, la tercera con mayor tasa de natalidad, la quinta con la tasa de mortalidad más baja y la cuarta en crecimiento vegetativo. Asimismo, es la sexta en índice de infancia, la quinta en índice de juventud y la tercera con el índice de vejez más bajo. Todos estos indicadores demográficos muestran un comportamiento tendente al rejuvenecimiento de la población balear, siempre por encima de las respectivas medias estatales.
A ello ha contribuido, evidentemente, el poderoso papel de la inmigración, que en su inmensa mayoría llega en edades de trabajar (jóvenes) y aportan un número de hijos mayor al de la media de las familias nativas. De hecho, Balears es la comunidad con mayor variación de población entre 2000 y 2002, un 8'4 por ciento frente al 3'3 por ciento del conjunto de España. Aun así, hay que señalar que Balears es la cuarta comunidad con menor esperanza de vida, con 78'2 años, cuando la española es de 79'1. Hablando de inmigración, cabe destacar que Balears es la comunidad con un mayor porcentaje de población nacida en otro país y la segunda con un mayor porcentaje de residentes nacidos en otra comunidad autónoma. En este último apartado sólo nos supera Madrid, cuya capitalidad la hace también peculiar en cuanto a movimientos migratorios internos.