Jaume Matas realizó el jueves una propuesta inteligente y hábil al líder socialista, Francesc Antich. El president, de forma totalmente inesperada, planteó al dirigente del PSOE balear la posibilidad de renunciar a la autovía Inca-Manacor si el Gobierno de Zapatero se compromete a mantener el resto de proyectos del convenio de carreteras y conseguir, además, 180 millones de euros adicionales para ejecutar las propuestas viarias que propongan los Consells.
Los proyectos del convenio de carreteras no estaban en peligro desde el punto de vista legal, pero hubiesen provocado un continuo enfrentamiento entre el Govern y el nuevo Gobierno central. Matas sabe pefectamente lo difícil que es gobernar con las puertas cerradas en Madrid. Ante esta tesitura ha hecho lo más lógico: sacrificar el proyecto más polémico para salvar el resto de las carreteras y autovías previstas. Desactiva así un asunto que ha provocado demasiada crispación. No olvidemos que miles de ciudadanos se manifestaron en Palma en febrero contra el Plan de Carreteras, pero especialmente contra la controvertida autovía Inca-Manacor. Ciertamente, Mallorca debe contar con mejores carreteras, pero la propuesta que se sacó de la manga el Govern Matas para enlazar Palma y Manacor, a través de Inca, nunca se ha considerado la más adecuada. Desdoblemos, pues, la actual carretera de Manacor y veamos sus resultados en los próximos años.
Al plantear esta propuesta a Antich -que tras el 14-M se erigió, en cierto modo, en portavoz del nuevo Gabinete socialista- Matas le ha puesto en un compromiso. Si Antich quiere parar la autovía Inca-Manacor ahora tiene su oportunidad. ¿Cuál es el precio político de la operación? ¿Es un regalo envenenado? Antich deberá meditarlo, aceptando, eso sí, que Matas ha tomado la iniciativa. Sólo puede haber un obstáculo: el segundo cinturón de Palma, irrenunciable para Matas y Munar. E imprescindible para la mayoría de ciudadanos. Ahora bien, se puede ser imaginativo y buscar una solución de consenso, sea autovía o carretera desdoblada, que no perjudique a Son Sardina. Ahora le toca a Antich mover ficha. Y debe hacerlo con inteligencia.