El futuro inmediato del candidato. A la espera de que José Luis Rodríguez Zapatero termine de madurar la composición de su Gobierno, por el momento Francesc Antich no sale en ninguna quiniela y la razón más probable por la que no sale es, simplemente, porque Zapatero no piensa en él como futuro ocupante de un sillón en el Consejo de Ministros. Casi puede asegurarse con total seguridad que Antich no será ministro.
Ni ministro ni secretario de Estado. Sin Ministerio a la vista, aún parece más improbable que el candidato ocupe otro cargo ejecutivo de menor rango, como puede ser la secretaría de Estado de algún departamento. Posiblemente habrá representantes de Balears en este nivel ejecutivo, pero no estará entre ellos el secretario general de Balears. A pesar de la relevancia de este cargo, con cierto protagonismo político pero a años luz del que da un Ministerio, Francesc Antich quedaría arrinconado en un oscuro ostracismo balear, cosa que se quiere evitar a toda costa desde la dirección federal de los socialistas.
Carrera en la Carrera de San Jerónimo. Francesc Antich deberá conformarse, por lo tanto, con ser uno de los 164 diputados del Congreso que apoyan a José Luis Rodríguez Zapatero. Esta condición de diputado raso -en apariencia poco resultona- le otorga, sin embargo, cierta capacidad de movimiento y, sobre todo, le abre el paso para convertirse de nuevo en rival de Matas en las próximas elecciones autonómicas de 2007, si no se produce antes una catástrofe política en el socialismo balear. Antich, como Matas, se va para volver.
La paradoja de la fuga del candidato. Y es en este punto del análisis donde surge la primera aparente paradoja del inesperado resultado electoral: lo que en principio era una huida en toda regla de Francesc Antich al Congreso de Diputados se ha convertido, finalmente, en su pasaporte de vuelta a las Islas. En el caso de Antich, las elecciones de 2003 marcaron su caída y las del 2004, su inesperado auge.
El claro reforzamiento del secretario general. Aunque las elecciones no las ha ganado él sino Zapatero, ya sea por la vía interpuesta del castigo a Aznar, el secretario general de los socialistas de Balears sale reforzado de estos comicios. Las posibilidades de que destacados dirigentes del PSOE contrarios a Antich puedan dar un golpe de timón en el próximo congreso de los socialistas se difumina tras el 14-M.
El congreso del PSIB, este mismo año. Si Francesc Antich quiere repetir como secretario general del partido, ahora lo tiene mucho más fácil que hace una semana pero, para ello, es condición indispensable que Antich lo quiera. ¿Presentará de nuevo su candidatura como secretario general o se conformará con ser candidato y ceder la dirección del partido a otra persona? En unos meses lo sabremos. Una aclaración, lo de hablar de «otra persona», en género femenino, no es caprichoso.
El riesgo al que se enfrenta Antich. Pero hasta entonces, Antich deberá trabajar en el Congreso en una doble dirección: intentar que los socialistas de las Islas no le olviden e intentar que los populares de las Islas no le demonicen. El nuevo diputado deberá tener cuidado. Si el Gobierno de Zapatero da los primeros pasos en la dirección de dejar a pan y agua a Matas, Antich pronto se convertirá en la cara visible de todos los males de Balears: si hay accidentes en las carreteras será por su culpa y si hay apagones, también. Esta vez el recurso del Govern al victimismo es más fácil que nunca porque, además, el supuesto culpable, tendrá nombre y apellidos.
Una posición leal con el Govern. Por pura supervivencia política pero, sobre todo, por dar cumplimiento a esa lealtad institucional que tanto reclamó y no consiguió cuando era president, Antich debe demostrar que su papel en Madrid no es poner obstáculos sino colaborar para resolver los problemas de las Islas.