PEDRO PRIETO
A nivel de calle -nos referimos a las de Palma-, se podría decir
que la de ayer fue una jornada electoral tranquila, y muy
concurrida, sobre todo a tenor de los coches aparcados en doble
fila en los alrededores de los colegios electorales, así como de
las colas que se formaban en algunos de ellos, con gran afluencia
de votantes desde primeras horas de la mañana. A esas horas
predominaba la gente de mediana edad y de la tercera edad, con
parón a mediodía para almorzar, y recuperación a partir de media
tarde. Hicimos un seguimiento a quienes votaban por primera vez y a
los inmigrantes.
Entre éstos, vimos cómo una mujer peruana presidía una de las mesas del colegio del Polígon de Llevant, mientras que una dominicana, Saturnina Guzmán, casada desde hace ocho años con el mallorquín Andrés Flores Capó, votaba en el colegio de La Soledat, y ejercía su derecho al voto por primera vez. «Pude haberlo hecho en las anteriores elecciones, pero por cuestiones de burocracia no pudo ser».
Eusebio Sánchez y Juan Carlos Oliver, a sus 24 y 23 años respectivamente, votaban por primera vez. «En las ocasiones anteriores pasamos, no votamos, pero en éstas, como nos interesa que cambien las cosas, sí vamos a votar».
Alicia Jofre, Àngel Guareño y María José Gil, por mencionar tan sólo a algunos «novatos» ante las urnas, confesaron que sabían lo que estaban haciendo y que el atentado del jueves, en Madrid, no les había hecho cambiar el voto. A pesar del 11-M y de Al Qaeda sabían a quién votar, y a quién no, y por qué. Poco antes de que los colegios electorales cerraran sus puertas, el delegado de Gobierno, Miquel Ramis, calificó de «normal» la jornada electoral: no se produjo ningún incidente digno de mención. En algunas zonas de Palma aparecieron pintadas contra la comunidad musulmana, y Emaya las limpió rápidamente.