En sánscrito yoga significa unión y lo que pretende esta ciencia es la unión entre el cuerpo y la mente con armonía a través de ejercicios físicos y meditación. Como en tantas otras ciencias y artes de la vida, durante sus 6.000 años de historia el yoga ha evolucionado y cada maestro tiene su libro.
Con el objetivo de compartir los diversos conocimientos y puntos de vista, este fin de semana se celebra en la Colònia de Sant Jordi el primer Satsanga, reunión de maestros de yoga, con la participación de unas 200 personas. Quince escuelas diferentes de profesores de yoga de España y otros países de Europa realizan conferencias, demostraciones y ejercicios para poner en común las similitudes y diferencias sobre la práctica de esta ciencia.
El mallorquín Alberto Fraile, discípulo de la escuela de Navarra cuyo coordinador Xabier Satrustegi organiza el encuentro, explica que la práctica del yoga ha aumentado en los últimos tiempos por «las cosas que ocurren en el mundo». «Lo exterior es un reflejo de lo que ocurre en nuestro interior y ante esta situación la gente dice basta, hay que cambiar el mundo cambiándonos a nosotros mismos, romper con la cadena dolor-sufrimiento».
Fraile reconoce que la mayoría de gente comienza a practicar yoga a raíz de dolores físicos, estrés o cansancio pero a medida que profundizan se dan cuenta de que hay algo más, la búsqueda del yo. Uno de los objetivos es conocer «lo que deberías ser y no lo que eres, potenciar el autodesarrollo de cada uno», comenta Fraile quien añade que «el yoga es una ciencia pero lo que se consigue con las técnicas es espiritual».
Los pilares en los que se basa el yoga en el contexto de los acontecimientos sociales que azotan al mundo son la no violencia, la fraternidad y el amor incondicional porque la actual «estructura social no lo satisface».
La programación del fin de semana del Satsanga incluye charlas, mesas redondas y un festival de Kirtan, un concierto cantos espirituales (Mantras).
J.M. Sastre