La Agrupació Esportiva Voltors comenzó el curso de espeleología realizando un primer contacto en s'Estret de Valldemossa, un rincón de la montaña donde los aficionados que se inician en este deporte pueden comenzar a aprender la utilización del material y descender o subir unos metros sobre el nivel del suelo. Durante los próximos sábados, días en los que se reunirán, los alumnos recibirán clases de teórica, geología, cartografía, primeros auxilios y conservación de cavidades.
Toni Croix es uno de los monitores, y nos indica que todos comienzan del nivel cero y luego depende de la destreza y habilidad de cada persona para ir avanzando durante el curso, «los niños -comenta- aprenden más rápido y aunque al principio no dejábamos que se apuntaran hemos visto que pueden hacerlo siempre que vengan acompañados de una persona mayor». Víctor y Xavi Hernández, de 12 y 14 años, son hermanos, les gusta arrastrarse y subir o bajar por las cuerdas. Se han apuntado porque les gusta la aventura y el contacto con la naturaleza. En el curso hay quince personas, tres son mujeres y aunque no es un deporte de mucha fuerza les cuesta algo más.
Fabián es argentino y Julie, de nacionalidad ucraniana, así como otros de diversas nacionalidades que comparten la misma afición. A lo largo de un mes los iniciados espeleólogos acudirán a tres cavidades diferentes: horizontal, o sea arrastrándose; vertical, con un salto de 30 metros de profundidad, y la tercera, bajar hasta 170 metros en una cueva con 300 metros de profundidad. Sa Creueta en Formentor, la Cova de Calpesso de Pollença, el Avenc de sa Moneda, en Calvià, y la Cova de sa Campana, en la Calobra, son los otros lugares que visitarán, donde además de practicar la espeleología apreciarán el entorno y la historia y belleza del lugar.
Julián Aguirre