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Toharia: «Nadie sabe casi nada de todo, somos unos auténticos ignorantes científicos»

El director del Museu de les Ciències de Valencia ofreció la conferencia «¿Por qué la ciencia es también cultura?»

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Ameno, irónico, divertido, punzante, vehemente, didáctico, nervioso. Así es Manuel Toharia y así expuso su conferencia «¿Por qué la ciencia es también cultura?», ayer en el Teatre Municipal, organizada por eClub Ultima Hora. Y esa amenidad y esa diversión son precisamente lo que reclama Toharia para la ciencia, para la divulgación científica, para conseguir de esta manera que se integre en lo que genéricamente denominamos «cultura». Con constantes ejemplos y sin mirar ni un papel, Toharia, director del Museu de les Ciències Príncipe Felipe, de Valencia, habló sobre ciencia y cultura durante casi hora y media ante un público atento que supo apreciar lo claro de sus exposiciones y los esporádicos recursos de humor para hacer más atractiva la conferencia, y bien que lo consiguió.

En primer lugar, Toharia reivindicó que «la ciencia no es de los científicos, es de todos. Nosotros pagamos la ciencia a través de la Administración y de los productos que se nos ofrecen. Por ello podemos decidir sobre su orientación, pero no lo hacemos porque no la entendemos y no la hacemos nuestra. No nos sentimos partícipes. Sin embargo, nos diferenciamos de los animales y las plantas por las ganas de saber más y por desarrollar algo más que el cumplimiento de una simple misión genética. Queremos saber más por curiosidad y placer, conceptos que no hace mucho eran negativos y pecaminosos, pero en realidad son los dos grandes motores de la humanidad».

Para el conferenciante, «contamos con una cultura instrumental y otra intelectual. A partir de ambas, en los últimos cien años, y gracias a la Revolución Industrial, hemos vivido una explosión demográfica que nos ha llevado a una población actual en la Tierra de más de 6.000 millones de habitantes. Un humano consume ahora en un día 1.500 veces más energía que en la Edad Media. Esa Revolución Industrial y el desarrollo tecnológico posterior, con los avances en sanidad, alimentación, transporte y educación, han permitido ese espectacular crecimiento demográfico, con una esperanza de vida, por ejemplo en España, que duplica la de hace poco más de un siglo».

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