C.AGUSTÍN
Solemne y emotiva ceremonia de entrega de los premios de la
Comunitat Autònoma que se celebró ayer en sa Llonja. Por una parte
la Medalla de Oro, la máxima distinción que otorga la Comunitat de
les Illes Balears en atención a los méritos de las personas e
instituciones que han destacado en la labor de configuración de una
sociedad más justa y solidaria. Por otra, 25 premios Ramon Llull
creados en enero de 1997. La distinción tiene como finalidad
premiar la labor individual o colectiva que haya favorecido a
Balears.
El acto contó con una amplia representación de la vida política, social y cultural. En sa Llonja se concentraron unos 600 invitados. Los galardonados con los Premis Ramon Llull accedieron a sa Llonja junto a las autoridades: Jaume Matas, presidente del Govern; Pere Rotger, presidente del Parlament; Rosa Estarás, vicepresidenta del Govern, Maria Antònia Munar, presidenta del Consell Insular de Mallorca; Joana Barceló, presidenta del Consell Insular de Menorca; Pere Palau, presidente del Consell Insular de Eivissa i Formentera, y Catalina Cirer, alcaldesa de Palma.
Entre el público se encontraban Francesc Antich, candidato al Congreso por el PSOE, María Salom, candidata del PP; Miquel Rosselló, de Esquerra Unida; Maria Antònia Vadell, del PSM; y Jesús Murgui, obispo de Mallorca, entre otros.
Este año, los premios no han estado exentos de polémica, ya que una de las premiadas, la escritora Antònia Vicens, no asistió al acto por estar en desacuerdo con la política lingüística del actual Ejecutivo balear. Por esta razón, y tras leer aquellos méritos por los que la Comunitat había premiado a la escritora, Pere Rotger, presidente del Parlament, institución que la propuso, recogió el premio.
Otro de los galardonados con el Premi Ramon Llull fue el periodista, escritor, traductor y colaborador de Ultima Hora Pere Bonnín, por su labor informativa. Pere Bonnín valoró el galardón así: «No diré que lo merezco, pero recibir este premio es para la gente de mi gremio como un caballo de refresco». Asimismo, y en relación a la ausencia de la escritora Antònia Vicens, Bonnín aseguró: «Los premios Ramon Llull son unos premios institucionales que están al margen del partido político que constituye el Govern balear. Son la máxima distinción que concede nuestra autonomía. No hay que olvidar que nuestras instituciones son todavía débiles y no conviene menospreciarlas, es como tirarse tierra encima», apuntó.