«Estuve enfermo y me visitaste, en la cárcel y viniste a verme, tuve hambre y me diste de comer». El nuevo obispo de Mallorca, Jesús Murgui, citó un pasaje del Evangelio para dejar sentada su predisposición de realizar su primera visita a «los pobres, los más necesitados», dijo al llegar, ayer, a Palma procedente de Valencia, su tierra natal y donde ejercía el cargo de obispo auxiliar del arzobispo de esa ciudad. «Un obispo que hace presente a Jesús debe tener la sensibilidad de Jesús, por tanto, a mí me gustaría tener un gesto con la gente más necesitada», precisó.
El nuevo jefe espiritual de la Iglesia de Mallorca renunció a cualquier privilegio a su llegada al aeropuerto de Palma. Recorrió, como un pasajero más, la distancia que separa el avión de la terminal de llegadas nacionales y concedió su primera rueda de prensa en la Isla en un improvisado pupitre, en medio del resto de usuarios, en vez de utilizar la sala de VIPS. Le recibieron el administrador diocesano, Andreu Genovart y los miembros del Colegio de Consultores, Lluc Riera, Joan Oliver, Bartomeu Tauler, Jaume Alemany y Antonio Pérez. Joan Servera, enfermo, no pudo acudir.
«Vengo con el mismo ánimo que manifesté el día 27 de diciembre cuando se producía el nombramiento, con mucha ilusión, con muchas ganas de venir a trabajar y a servir a la Diócesis de Mallorca», dijo Jesús Murgui. «Sigo un poco con la sorpresa de un nombramiento que uno nunca se lo espera, que es un honor muy grande que uno ha recibido de parte del Santo Padre, y en total disposición de servir y trabajar para toda la Diócesis de Mallorca», precisó.