Estamos rodeados de nieve. Desde ayer, a primera hora, y tras un largo viaje la noche anterior en autocar desde Barcelona, amanecimos en el albergue-hotel Les Estades, de Port-Ainé, en el Pirineo catalán, donde pasaremos los próximos cuatro días. Cerca de 40 niños de edades comprendidas entre 10 y 12 años, del colegio público de sa Coma, y unos 20 jóvenes, estudiantes de la UIB que participan en el programa «Mallorca Torna a la Neu», que organiza el Institut de Serveis Socials i Esportius de Mallorca, conjuntamente con el Consell Insular de Mallorca y Viajes Tramuntana, que se encarga de los traslados desde Ciutat. Una aventura de diversión que nos acerca a disfrutar y conocer posiblemente el único deporte que no podemos practicar en Mallorca.
El 90 por ciento de los mallorquines desplazados hasta esta estación nunca habían practicado el esquí. Los niños y niños han cogido el ritmo mucho más rápido en el cursillo que los mayores. Durante toda la mañana, Mireia, Erikson, Heidi, Pedro, Sergio, Jonathan y sus otros compañeros de clase subieron y bajaron en varias ocasiones por las pistas de aprendizaje. Una jornada que tuvo su primera 'víctima' antes de comenzar a esquiar, cuando una de las niñas resbaló en una placa de hielo y la tuvieron que trasladar a la enfermería. Finalmente sólo fue un golpe y la pequeña cogió los esquís y empezó a esquiar por la tarde. Lo que no faltó es la gran cantidad de anécdotas durante la comida, macarrones con pescado y ensalada, el postre helado de fresa y nata; los niños recordaban las caídas y los primeros zigzags sobre la nieve.
Durante todo el día no paró de nevar levemente y se aprecia el buen estado de las pistas de Port-Ainé para poder practicar el esquí. Sobre las cinco de la tarde el autocar nos trasladaba al hotel, donde muchos de los chavales ya comenzaban a dar alguna cabezadita del cansancio, pero los profesores, María, Miguel, Alberto y Carles, muy atentos en cada momento, impidieron que los escolares durmiesen puesto que estábamos a punto de llegar al Albergue, situado a 15 kilómetros de pistas, y prefirieron que se duchasen, cenasen y durmiesen tranquilamente durante toda la noche.
Julián Aguirre