Cerca de 50.000 personas -45.000, según la Policía Local y 25.000, según la Nacional- abarrotaron ayer el centro de Palma en una multitudinaria manifestación en contra de la política territorial del Govern, especialmente en materia de carreteras, que se convertirá en un nueva referente para el ecologismo balear. La manifestación había sido convocada por distintas plataformas surgidas en la Isla en contra de proyectos viarios del Ejecutivo como la autovía Inca-Manacor, la construcción del segundo cinturón, el gasoducto, la autopista Inca-sa Pobla y la urbanización de la Real. A ella se sumaron el GOB, ARCA, la OCB y el Moviment Escolta i Guiatge de Mallorca, así como otras entidades.
La movilización comenzó a las seis de la tarde en una plaza de España que pronto se quedó pequeña para acoger a los numerosos asistentes a la cita. Representantes de las organizaciones convocantes portaban una gran pancarta en la que podía leerse «Qui estima Mallorca, no la destrueix», el lema de la manifestación. A la pancarta de cabecera se sumó a última hora el hotelero Josep Forteza-Rey y la cantante Maria del Mar Bonet, quien aseguró que su presencia se debía a su amor por Mallorca y su oposición «a todo lo que la ensucie». Para Bonet, el Govern está actuando en contra de la cultura y de la ecología y eso no es político sino «pensar sin sentido común».
La manifestación recorrió las calles Oms, Rambla, Unió, Born, Conqueridor, Palau Reial y Colom, para desembocar en la Plaza Major a las 19.10 de la tarde, a esa hora, la plaza de España estaba todavía llena de manifestantes que tardaron todavía más de una hora en llegar al punto donde el cantante de Antònia Font, Pau Debón, y la escritora Maria Antònia Oliver leyeron el manifiesto. La Plaça Major fue incapaz de absorber a los miles de manifestantes que se concentraron allí una vez finalizado el recorrido, de forma que parte de los concentrados tuvieron que ir abandonando la plaza para dejar espacio a nuevos manifestantes.