Sin acreditación y tampoco invitación me colé en la «fiesta», y es que estaba a punto de comenzar la inauguración de Pasarela Cibeles, en Madrid, donde el polémico diseñador David Delfín abría la edición de este año junto con el mallorquín José Miró. Un despiste del guarda jurado de turno en la puerta hizo que, sin darme cuenta, me situara dentro del aforo. Las gradas llenas de invitados, más de cien fotógrafos, periodistas y cámaras de televisión preparados para el inicio del desfile de David Delfín. Una colección reversible, imcomprensible, seguramente, para la gente de la calle, y poco ponible, pero llena de creatividad y desparpajo.
Tras el primer pase, una pausa y suena la música del mallorquín Ruspell, quien con un sonido electrónico en directo dio paso a las primeras prendas y conjuntos de José Miró. Con expectación y asombro, el público rumoreaba: «Es de Mallorca y el año pasado ganó el premio como revelación de la feria». En poco menos de media hora los asistentes pudieron apreciar una colección, Artica, basada en prendas muy ajustadas al cuerpo femenino: pantalones y camisetas estaban prácticamente pegadas a la piel de las modelos.
Con colores muy vivos -amarillos, azules, blancos, rojos...-, las estilizadas siluetas realzaban los conjuntos, de minucioso estudio del corte. Durante todo el desfile se observó una fuerte combinación de tejidos naturales y electrónicos. Los fotógrafos «disparaban» una y otra vez a cada conjunto que surgía tras la gigante pantalla de fondo. Dio la impresión de que gustaba a los entendidos en moda. Muchos compañeros de programas televisivos y revistas nacionales, pero también mucha prensa internacional. José Miró presentó, por primera vez en Cibeles, su colección, con el nombre de Artica, dedicada a la próxima temporada otoño invierno.
Julián Aguirre (Madrid)