La visualización de la discrepancia. Se acabó la placidez PP-UM. Al menos, en apariencia. El partido de Maria Antònia Munar se ha desmarcado esta semana de su socio en dos aspectos que son esenciales para el president Jaume Matas: la lengua y la futura televisión pública. Con el voto de UM, el Consell ha pedido oficialmente al Govern que retire las anunciadas medidas de enseñanza del catalán. Sin el voto de UM, el Govern ha decidido hacer un impasse en la puesta en marcha de la televisión autonómica, tal vez el único proyecto del Ejecutivo que Matas controla en persona. Esta semana se ha visualizado la discrepancia entre PP y Unió Mallorquina.
¿Tienen problemas los dos socios de pacto? En absoluto. La peculiaridad del acuerdo al que llegaron en su día populares y nacionalistas permite a cada uno de ellos desmarcarse en aquellos aspectos que no quedaron explícitamente recogidos en el documento escrito. No hay problemas internos. La dirección de UM tiene la obligación interna y orgánica de oponerse a unas propuestas lingüísticas que para el ideario de los nacionalistas resultan inaceptables. En cualquier caso, la oposición de UM y, con ella, la del Consell, no deja de ser un brindis al sol. Puede que a UM no le gusten, pero no será éste el motivo por el que las medidas de Francesc Fiol no lleguen a aprobarse.
Un desmarque nacionalista pre electoral. Lo dicho en el apartado anterior se traduce en que el desmarque de UM con respecto a la lengua se habría realizado tanto en época pre electoral como en cualquier otra época. En cualquier caso, la obligada postura contraria de UM no debe hacer olvidar que nos encontramos a las puertas de unas elecciones. Desde este punto de vista, la moción del PSOE para que el Consell rechazara la propuesta del Govern no sólo no incomodó lo más mínimo a los nacionalistas sino que además les dio oxígeno entre sus bases. A UM le han puesto en bandeja la ocasión de demostrar que no es un partido subordinado y sumiso a la doctrina que le marcan los populares.
La televisión, un problema poliédrico. Con la televisión el problema es más complejo. A la petición nacionalista de que el catalán sea la lengua vehicular de la televisión autonómica se suma una cierta prevención ante el posible nombramiento como directora de quien hasta ahora ha sido la mano derecha de Matas. A pesar de que UM no ha explicado los motivos reales por los que la televisión debe aplazarse -«ahora no toca», se han limitado a decir-, conociendo el funcionamiento del partido nacionalista no puede descartarse tampoco que UM quiera negociar una mínima -o una máxima- presencia de los consells en los órganos de dirección del futuro ente público.
Y el decreto Rodríguez, al cajón del olvido. UM en contra de las propuestas lingüísticas del Govern y los jueces, también. En una sentencia dictada con insólita rapidez, el Tribunal Superior de Justicia de Balears ha dejado sin validez el famoso decreto del conseller d'Interior, José María Rodríguez, que exoneraba del catalán a los mayores de 50 años. Los jueces no han dicho nada que no fuera de pura lógica. ¿Por qué a los mayores de 50 y no a los de 49 o a los de 51? La discriminación, aunque sea en positivo, sigue siendo discriminación.
Sube el paro y sube la Seguridad Social. La ecotasa ya no existe y el paro sigue subiendo. En enero de 2004 había 1.137 parados más que en enero de 2003. A la vez, la afiliación a la Seguridad Social aumentó en 4.324 nuevas personas con respecto a enero del año anterior. Más paro, pero más personas apuntadas a la Seguridad Social. Hace un año, unos datos semejantes a los aquí publicado sirvieron para abrir una de las más agrias polémicas entre quienes entonces gobernaban y quienes entonces estaba en la oposición. Ahora no existe tal debate. ¿Por qué?, ¿qué ha cambiado para que no haya polémica? Estadísticamente, casi nada; políticamente, las iniciales del partido que ahora ocupa el Consolat de la Mar.