Durante 2.000 años, la cultura tibetana ha cantado los textos sagrados para poder interiorizarlos. A través de la voz y de los instrumentos, recrean párrafos de su historia que sirven «para trabajar el interior», en palabras del monje Ngawang. Ngawang, Ven. Thubten Wangchen, Thupten Sonam y Jampa Thupten mostrarán esta noche en el Teatre Municipal Xesc Forteza de sa Calatrava sus cantos religiosos.
A través de instrumentos como el tambor, las campanas o las trompetas, los monjes recrean su universo. «Cada monasterio tiene su manera de tocar y sus propias canciones, es la única variación que existe entre unos temas y otros». Su filosofía busca «cómo lograr ser bueno y, con ello, llegar a la felicidad». «Cómo puede conseguirse y qué aspectos hay que eliminar para poder lograr ese estado». Mediante el concierto, se pretende, además, «enseñar a los mallorquines la cultura tibetana». «Nuestra cultura está en peligro, por eso la mostramos al resto del mundo». De esta manera, piden «la ayuda de las personas o, como mínimo, que conozcan el conflicto que se vive en el Tíbet».
Un conflicto que empezó en 1959 cuando China invadió el país. Desde ese momento, se ha perseguido y reprimido la cultura tibetana. «Hoy, en el Tíbet, los derechos humanos se vulneran cada día». En las escuelas, el idioma que se enseña es el chino, dejando de lado la lengua propia de esa tierra. «Si un niño no conoce el idioma tibetano, no podrá leer los textos sagrados». Y, si no se conocen los textos, no pueden introducirse en la cultura tibetana. «Además, hoy, en nuestro país han proliferado el alcohol, las discotecas y las drogas, que han distraído y han hecho mella en toda una generación». Y, «si se pierde una generación, se pierde la segunda». Por eso, la música sirve, por una vez, para mostrar otra manera de entender la vida. Una vida contemplativa y alejada del estrés de la sociedad actual.
Laura Moyà