El administrador diocesano de Mallorca, Andreu Genovart, y la delegada diocesana de Misiones, la hermana de la Caridad Antonia Sastre, acaban de regresar de Perú, donde viajaron el 7 de enero para ceder oficialmente las parroquias de San Gabriel y San Benito, situadas en la sierra, en la Diócesis de Cajamarca; que después de 36 años de presencia de Mallorca Misionera pasarán a estar dirigidas por el clero diocesano peruano. La cesión se realiza en el momento en que una parroquia se encuentra en pleno funcionamiento y se mantiene económicamente. La hermana Sastre reconoce que la solidaridad de Mallorca ha sido fundamental para el trabajo realizado en esta zona por la Iglesia, «ya que se ha dotando de centros de salud, colegios y agua potable a un centenar de caseríos».
Por otra parte, la Diócesis de Mallorca pasará a hacerse cargo de la parroquia del Santísimo Salvador de Pachacamac y sus caseríos, situada en el Valle de Lurín, donde centrará su labor misionera en este país. La presencia de misioneros mallorquines en Perú sigue siendo muy importante, hay medio centenar, a los que Genovart entregó una carta del obispo electo, Jesús Murgui, en la que les agradece su labor. Además, la Delegación de Misiones mantiene en Perú a cuatro sacerdotes: Antonio Bonet y Alberto Vidal, que continuarán trabajando en la parroquia del Valle de Lurín; Juan Simonet, que seguirá en la Diócesis de Cajamarca, y el padre Miquel Parets, en la Diócesis de Chosica.
M. González