Maite Pagazarurtundua es una concejala socialista en el País Vasco que lleva escolta desde hace tres años y cuyo hermano fue asesinado por ETA. Maite Pagazaurtundua tiene dos hijos, describe la situación que se vive en el País Vasco como «un infierno» y ayer ofreció un testimonio personal desgarrador («yo he parido con escoltas», dijo casi al borde de la lágrima) durante la segunda de las conferencias organizadas por la Fundación March, el Govern y Basta Ya en el ciclo «Persecución de ideas y personas en pleno siglo XXI en el corazón de Europa». El día anterior había intervenido el criminalista vasco Antonio Beristain, que criticó con dureza a Carod Rovira por los contactos que mantuvo con ETA.
«Hoy soy como ustedes, no llevo escoltas», dijo en una rueda de prensa previa en la que anticipó el contenido de su conferencia y pidió la complicidad de los medios para describir la persecución que sufren en Euskadi los que «piensan diferente». Maite Pagazaurtundua afirmó que con los terroristas «es imposible el diálogo» y que cada vez que se pretende dialogar con ellos «se les da oxígeno». En este sentido, consideró «humillante» lo que llamó «el experimento de Carod». Según la edil, el pacto de Lizarra (acuerdo entre los nacionalistas y ETA) supuso un punto de inflexión y desde entonces todo se complicó. Afirmó que sólo la «resistencia cívica» puede servir para dar la vuelta a la situación. Apoyó las medidas policiales, el bloqueo de las organizaciones políticas que dan apoyo a ETA y mantuvo que también es preciso una «regeneración del nacionalismo». «El Gobierno Vasco se está aprovechando de la situación», dijo para explicar que Euskadi es «el único caso en el mundo donde una organización terrorista persigue a la oposición y no al Gobierno».
Desgarrador fue igualmente su relato sobre «como hemos aprendido a conocer a los chivatos por su mirada». Dijo que el frutero de su calle era un informador de ETA y afirmó que no hay otra manera de combatir a ETA que dar testimonio y decir no.