Las peticiones para urbanizar una vivienda unifamiliar en suelo rústico durante 2003 cayeron en picado hasta llegar a sus mínimos históricos con un nivel de solicitudes similar a la de principios de los años 90.
A lo largo del año pasado, la Comissió Insular d'Urbanisme del Consell de Mallorca, que dirige el conseller de Territori Bartomeu Vicens, tan sólo recibió 331 peticiones de ciudadanos interesados en construir una vivienda en una parcela rústica de dimensiones superiores a los 14.000 metros cuadrados. Diez años antes, en 1994 las peticiones sumaron 225.
Por lo que respecta a las autorizaciones que otorgó el Consell, a lo largo del año pasado superaron a las peticiones ya que algunos expedientes de autorización corresponden a solicitudes realizadas en ejercicios anteriores.
Un análisis detallado de las estadísticas oficiales de que dispone el Consell de Mallorca, que arrancan en el año 1995, da una idea de las importantes fluctuaciones de este tipo de edificación en función de la coyuntura política del momento.
En el primer lustro de la década de los 90, entre 1990 y 1994, las peticiones para construir una vivienda en el campo sumaban una media anual de 225. En 1995 se produjo un ligero aumento y las peticiones llegan a las 405. En el año 1996 se produce un importante alza de las solicitudes para edificar, que se doblan con respecto al año anterior y llegan a las 870.
Este repunte se debió a las constantes advertencias del Consell de Mallorca, por primera vez en manos del Pacte, de una elevación de la parcela mínima de 7.000 a 14.000 metros, que se concretó finalmente a principios de 1997 y que quedó confirmada después con la aprobación de la Ly de Suelo Rústico por parte del Parlament balear.
A partir de esa fecha, se produce una nueva moderación en las solicitudes, con una caída notable. Sin embargo, en 1999 se produce un espectacular aumento de las solicitudes para urbanizar, que llegan a las 1.289, una cifra nunca alcanzada hasta entonces. Este notable aumento coincide con dos hechos políticos de importancia. Por un lado, la aprobación de las Directrices de Ordenación del Territori, que vuelven a elevar la protección en suelo rústico y, por otro, la llegada del Pacte de Progrés al Govern y su anuncio de nuevas medidas de protección del suelo.