Catalunya ha felcitado a Balears por su eficiencia a la hora de actuar como «tapón» de la enfermedad ovina de la «lengua azul» respecto a la Península. Esta felicitación se hizo efectiva ayer durante la reunión en Madrid de la Mesa Sectorial de Agricultura entre el Ministerio, las comunidades autónomas y las organizaciones agrarias. El Ministerio de Agricultura ha concedido dos millones de euros a Balears para financiación de trabajos de vigilancia, control y posible vacunación de ganado por la «lengua azul». Cualquier excedente de esta cantidad sería asumida a partes iguales por la Conselleria d'Agricultura y el Consell de Menorca como institución competente en su ámbito.
Hasta el momento se han detectado 15 focos de «lengua azul» en Balears, todos ellos en Menorca. En estas 15 explotaciones se concentran unas 600 ovejas, aunque las realmente afectadas, con una confirmación oficial de la enfermedad, son unas 50 que han sido sacrificadas. En el caso de una oveja mallorquina se detectaron síntomas clínicos de la enfermedad, pero, finalmente, los análisis y contranálisis han dado un resultado negativo. Ya en el año 2000, la epidemia de «lengua azul» no llegó a la Península gracias a las medidas que se tomaron en Balears. El origen de esta enfermedad, al menos en las dos últimas crisis, es siempre la isla italiana de Cerdeña, desde donde llega el mosquito transmisor transportado por el viento.
Esta circunstancia ha levantado las críticas de la consellera d'Agricultura, Margalida Moner, al considerar que en Balears se toman unas severas medidas de prevención que pierden su efectividad por la falta de control en Cerdeña, donde se han detectado focos de la enfermedad en más de 700 explotaciones ovinas. De momento, la Conselleria d'Agricultura no plantea una vacunación masiva contra la «lengua azul» a la espera de que el mosquito transmisor deje de circular. Las bajas temperaturas impiden la propagación de la enfermedad y será entonces cuando se planteen las vacunaciones. En la epidemia de este año no ha sido necesario recurrir al sacrificio de todos los animales procedentes de una explotación con un foco localizado.