R.GALLEGO
Can Barbarà, una de las zonas más bellas y emblemáticas del Passig
Marítim de Palma, sufre desde hace tiempo las consecuencias de
actitudes poco cívicas, sobre todo durante los fines de semana. Al
menos esta es la opinión de los residentes en la zona, que acusan
directamente al Ajuntament «de abandonar» progresivamente sus
deberes como garante de la tranquilidad de sus ciudadanos.
«La suciedad se acumula durante los viernes y sábados en la dársena, la escalera que sube hasta la calle Joan Miró se convierte en un lavabo público improvisado y se vuelve intransitable, los ruidos no nos dejan dormir, y las zonas verdes permanecen en un estado lamentable». Este es el desolador panorama que dibuja una de las vecinas mientras señala uno de los bandos donde se reúnen los jóvenes para practicar el «botellón», en frente de unos de los locales de moda de la noche palmesana.
«Pedimos actuaciones urgentes al equipo de gobierno de Cirer, no queremos que sólo se preocupen de nosotros a la hora de solicitarnos el voto», declara otro residente.
La cuestión es que los vecinos se han cansado de promesas y esperan que Cort tome medidas drásticas. En este sentido sugieren que se cierre la mencionada escalera entre las 20.00 y las 8.00 horas, aproximadamente, los fines de semana. Además, imploran que la Policía Local controle los alborotos provocados por la marcha nocturna y solicitan la instalación de un pilón retráctil en la calle Joan Miró que impida el acceso de los no residentes que estacionan en la calle de sa Portassa.
Por su parte, el concejal de Medio Ambiente, Antoni Nadal, se comprometió a intensificar la limpieza en la zona. Sobre el cierre de la escalera, dijo que «se trata de un paso de dominio público, por lo que esta medida está, hoy por hoy, fuera de nuestro alcance».