Les aseguro que dará que hablar. Y también que muchos querrán probar esta nueva forma de cenar, nueva aquí, en la Isla, que no en Barcelona ni en Madrid, por citar dos lugares próximos, ni mucho menos en Japón, su cuna, donde la tradición debody sushi, denominado así porque el sushi se sirve sobre un cuerpo de hombre o de mujer (el comensal decide), se remonta a muchos siglos atrás.
Alberto García, propietario del restaurante Bellviu, que es quien lo ha traído a Mallorca, sabe que a muchos les va apasionar, a otros les va a sorprender y a algunos no les va a gustar. Y puede, incluso, que más de uno no lo entienda. Pero, ya decimos, no es más que una tradición japonesa importada a Occidente por el chef californiano Gary Arabia. La mujer o el hombre sushi aparece tumbado sobre la mesa en un reservado del restaurante. A su alrededor colocan velas y la música es un tanto especial. Su única vestimenta es un tanga y un sujetador, en caso de que sea mujer. Cubriendo parte de su cuerpo, y a modo de mantel, se extienden hojas de té, sobre las cuales se distribuye el sushi.
El body sushi tiene dos normas fundamentales: los comensales,
que pagan cada uno 100 euros -vinos y cavas aparte-, con lo cual se
evitan que sean los que van a las despedidas de solteros, no pueden
tocar el cuerpo bajo ningún concepto, y tienen que hacer uso de los
palillos para comer.
Por tanto, el sentido del body sushi es sólo eso: una forma de
servir una delicatessen oriental sobre cuerpo de hombre o de mujer,
importada a Europa. Si hay algo más, acháquenlo a la imaginación o
grado de morbosidad de cada cual.
Pedro Prieto