MARÍA VAZQUEZ/R.L.
Cientos de inmigrantes forman colas de hasta medio kilómetros cada
día ante la Oficina de Extranjería situada en el Edificio de la
Periférica del Estado. Armados de una paciencia infinita, deben
soportar un trato muy poco afable por parte de los agentes de
seguridad antes de asomarse a una de las dos ventanillas abiertas
para tramitar la documentación. Las quejas del colectivo de
inmigrantes no son atendidas por las autoridades, que han
organizado un sistema «kafkiano» para atender las solicitudes.
Primero, les hacen esperar a primeras horas de la mañana y,
después, les dejan pasar uno a uno mientras cierran con llave las
puertas de salida. En ocasiones, la simple recogida de un impreso
les hace perder la mañana entera. Y ello, teniendo en cuenta de que
la mayoría trabaja o tiene obligaciones familiares. En las colas,
muchos inmigrantes están acompañados por sus hijos, y hay madres
que lloran ante el trato denigrante que reciben.
Entre el colectivo de extranjeros se registran casos de toda índole y naturaleza, algunos de ellos dramáticos, como el de aquel ciudadano africano que ha hecho la cola en tres ocasiones, sin lograr su objetivo: la tarjeta de residencia. Llama la atención el poco interés que está demostrando la Delegación de Gobierno para solucionar el problema. La Oficina de Extranjería debería contar con más medios humanos y técnicos para impedir situaciones tan rocambolescas como la de aquel inmigrante que recibe su tarjeta de residencia por un año, justo doce meses después de haberla solicitado, es decir, vuelve a estar «indocumentado». La Oficina de Extranjería, según pudo comprobar «in situ» Ultima Horano reúne las condiciones necesarias para hacer frente a la elevada demanda. La desesperación se da cita diaria en las Oficinas de la Periférica del Estado y tiene forma de una larga cola de seres humanos en busca de un «papel» que les permita aspirar a una vida mejor. La Oficina de Extranjería de la Delegación del Gobierno en Balears tiene 30.000 expedientes de extranjeros pendientes de resolución. El delegado de Gobierno, Miquel Ramis, reconoció, en su momento, que el flujo constante de inmigrantes y la falta de personal han creado un «atasco» en la tramitación de expedientes. «Estamos hablando de expedientes de extranjería en general, de residencia, reagrupación familiar, expulsión, trabajo», añadió Ramis y recordó, en su día, que «una persona no puede tener permiso de trabajo si no cuenta con un permiso de residencia» y concreta que «estamos hablando de expedientes, no de personas, porque una persona puede tener varios expedientes abiertos». Para evitar retrasos en la resolución de los expedientes la Delegación del Gobierno y el Govern balear -a través de la Conselleria de Treball i Formació- piensan establecer varios convenios de colaboración entre ambas administraciones con la intención de poder ampliar el personal destinado a la resolución de los expedientes de extranjería.
La población extranjera en Balears, que hasta ahora suponía un 8,18% de los residentes, representará el 1 de enero de 2011 entre un 23 y un 25% del total de la población, es decir, entre 248.000 y 250.000 personas, según cálculos del exdirector general de Economía y Estadística, el economista Antoni Monserrat.