Tima es un simpático oso que podrán ver en el espectáculo que a partir de hoy ofrece diariamente el Circo Williams. Forma parte de una troupe integrada por otros cinco plantígrados, dirigida por el ruso Pavel, hijo de un adiestrador de perros, que además es quien los enseña a trabajar. Pues bien, ayer por la mañana Pavel y Tima, en lo que paseaban por los aledaños del circo, aprovechaban para ensayar. A cada voz del adiestrador, el oso obedecía. ¡Saluda! -le decía en ruso, pues en otro idioma no entiende-, y Tima levantaba la mano. Luego le colocaba un aro de hoola hop y se ponía a bailar. Pero lo más gracioso es cuando se enfada. ¿Que qué hace? Pues da un corte de manga y se queda tan pancho.
Pavel compró a Tima en Siberia, hace siete años, y pagó por él unos doscientos euros. «Hoy no lo vendería por nada», dice mientras le da una galleta para perros. «El y yo hacemos negocios -explica-: yo le pido que haga una cosa, y si la hace, le doy una para que coma. No le doy mucho, sólo lo suficiente, pues no quiero que engorde». ¿Que cómo logra adiestrarlo? «A base de trucos y de hacerle repetir las cosas hasta que las aprende. Luego no hay problemas». Tima es macho y todavía no ha sido cruzado con hembra. «Mientras trabaja, no es conveniente. Se pone muy nervioso», explica el ruso.
A fin de irse conociendo, Pavel convivió un año con el pequeño oso. A partir de ahí, cuando se conocieron, le comenzó a enseñar. Hoy es un portento... de simpatía. «Es muy tranquilo. Podría ir con él por Palma, sentarme en una terraza y él estaría a mi lado, sin moverse».