A toda pastilla y sin motor bajaron ayer por la mañana los siete coches de fabricación casera que participaban en la carrera de carretons de Binissalem. Un sencillo circuito en las pendientes de Ca n'Arabí fueron el marco elegido para esta prueba puntuable para la gran final «Davallada als infers» del próximo 11 de octubre en Sineu. La originalidad y el ingenio fueron los denominadores comunes de los coches locos de Binissalem, aunque dos de ellos fueron los que más destacaron. Por un lado el carricoche Coet de Destrukssio+IVA, que finalmente consiguió el premio al más original y TT Shower, que representaba una bañera con ducha y cortinas incluidas. Este último se retiró de la carrera por voluntad propia ante la precariedad de sus frenos.
«Estas competiciones están muy bien, no es la primera vez que nosotros participamos en una de ellas. Es bueno para los jóvenes, les inculca valores ecológicos ya que los autos no llevan combustible ni motor de ningún tipo e incentiva su creatividad», decía Miquel Vallespir, un participante de Sineu. Las normas básicas para participar exigen que los carretons sean de fabricación propia y tengan al menos tres ruedas, frenos y dirección sin ningún tipo de motor o propulsión.
«Hemos trabajado cuatro días para montar esta bañerita», decía uno de los integrantes deTT Shower, «aunque no creo que nos tiremos. La pendiente no es muy pronunciada pero nuestro freno es una lotería», acabó mientras señalaba el sistema de frenado más original de toda la competición: acertar un agujero en la llanta de las ruedas con una vara de metal.
Maria Puigròs